DECLARACIÓN INSTITUCIONAL

Puigdemont denuncia la "suspensión del autogobierno" y el "estado de excepción"

Fidel Masreal / BARCELONA

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Respuesta no solo contundente sino coral la que ha dado el Govern junto al resto de instituciones catalanas, la mayoría de partidos y las entidades de la sociedad civil ante el alud de detenciones de este miércoles en relación al 1-O. Tras conocerse el alcance de la operación de la Guardia Civil, el 'president' ha tomado enseguida la iniciativa de reunir a su Ejecutivo. Y desde el primer momento se han puesto en en práctica dos premisas: la de la denuncia contundente de lo sucedido por ser "una suspensión de facto del autogobierno de Catalunya " y la reafirmación a favor de celebrar el referéndum.

Fuentes del Govern subrayaban a media mañana la importancia de dar una respuesta al Estado que fuera "coral y coordinada, con 'seny', firmeza y responsabilidad". Es decir, sin adelantar acontecimientos pero manteniendo en todo momento el referéndum en el horizonte. Referéndum, palabra por cierto no pronunciada en la contundente declaración de Puigdemont junto a todo su Govern en el Palau. "Los ciudadanos estamos convocados el día 1 de octubre para defender la democracia frente a un régimen represivo e intimidador".

Puigdemont ha pedido una respuesta masiva y cívica y ha añadido a modo de autoafirmación: "El día 1 saldremos de casa, llevaremos una papeleta y la usaremos". Pero la medida intervención presidencial dejaba la respuesta concreta al ataque estatal en manos de la negociación con los agentes económicos, sociales y cívicos. De hecho, por el Palau han pasado entre otros los principales sindicatos para valorar las acciones concertadas a llevar a cabo.

La unidad y el PSC

En efecto, si Puigdemont hablaba a las 12.45 horas del mediodía, una hora y cuarto después, en la plaza de Sant Jaume tomaban el relevo la ANC y Òmnium, que se rodeaban de representantes universitarios, sindicales, del tercer sector y del mundo de la cultura, junto a dirigentes de ERC, el PDECatEsquerra Unida i Alternativa, ICV...entre otros. Una imagen de unidad a la que había que añadir la posición de la CUP y del espacio de los 'comuns', que a media mañana también mostraban su indignación en declaraciones en el centro de la plaza.

En cambio, el primer secretario del PSC, Miquel Iceta, evitaba condenar la actuación de la Guardia Civil y practicaba una cierta equidistancia: "Llamamos a los gobiernos catalán y español a parar una escalada que nos lleva a todos al desastre", apuntaba, desmarcándose del clima de unidad en la denuncia que ha presidido la intervención de las entidades soberanistas, igualmente contudentes respecto a lo que está sucediendo, comparándolo con "un golpe de Estado demoledor contra el régimen del 78". Jordi Sànchez y Jordi Cuixart, líderes de la ANC y Òmnium, convocaban a los catalanes -concretando así el anuncio de Puigdemont- a seguir concentrándose ante la sede de la 'conselleria' de Economia. Sànchez aseguraba que el 1-O habrá votación y proclamaba: "Ha llegado el momento de la resistencia pacífica", y en este sentido convocaba a "salir a la calle" engordando la manifestación frente a la sede de la 'conselleria' de Economía, y el próximo domingo a las 11 horas frente a todos los ayuntamientos.

Minutos después, la alcaldesa de la capital, Ada Colau, se sumaba a la indignación y llamaba a la movilización contra el Gobierno de Rajoy porque, decía, ya no se trata de una cuestión de independencia sino de democracia: "Que el conjunto de la ciudadanía siga movilizándose en un tono pacífico, cívico", pedía la regidora. Una hora más tarde cerraba el círculo la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, junto a tres de sus predecesores y los miembros de la Mesa querellados. "La mejor solución es el voto, llenando las urnas el 1 de octubre, votando 'sí' o 'no", espetaba.