EL ÓRDAGO INDEPENDENTISTA

Fuego cruzado contra Colau por la posición de los 'comuns' sobre el 1-O

Neus Munte

Neus Munte / periodico

XABI BARRENA / BARCELONA

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El espacio político de los ‘comuns’, y sus sopas de siglas, se halla, desde el 2012, en medio de independentistas y constitucionalistas. Los ‘comuns’, desde el 27-S en que entraron en el Parlament como tales (aun cuando las huestes de Ada Colau no se encuadraron en Catalunya Sí que es Pot), han sido el último de los soberanistas y el primero de los no-independentistas. Eso ha provocado que el enfoque del 1-O que hiciera Catalunya en Comú el pasado sábado, y sus continuas evoluciones, a menudo contrarias a la anterior, haya granjeado reacciones críticas de todas partes del espectro político.

Si el domingo la principal oleada crítica provino del campo independentista, este martes, después de que el lunes Colau lanzara su versión 2, la de que "facilitaría" la votación del 1-O, los ataques tuvieron base en el campo constitucionalista. En la categoría avisos cabe destacar el de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que ha exigido a la alcaldesa que "no someta a los empleados públicos" del ayuntamiento a "ningún tipo de tensión" ni a tener que tomar "ninguna decisión que pueda suponerles intranquilidad". Complementariamente, el delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, ha pedido a Colau que no dé alas a una "ficción", por cuanto el referéndum "no se hará".

La portavoz parlamentaria del PSOE, Margarita Robles, que este martes ha tenido un primer acercamiento con Ciudadanos para explorar medidas de regeneración democrática y cara a la reforma constitucional, ha advertido a la regidora de Barcelona de que "tendrá que responder sus decisiones". Albert Rivera, líder de Ciutadans, ha unido a Colau con Podemos, es decir, con Pablo Iglesias, en la crítica. Ha acusado a ambos de dar un "balón de oxígeno" al independentismo justo cuando se halla, según su análisis, en su "peor momento".

La crítica a Podemos viene a cuento de que después que Iglesias dijera aquello de que no iría a votar "si fuera catalán", este martes ha modulado su rechazo al referéndum unilateral para echar un capote a Colau, a quien ha apoyado en su voluntad de facilitar la votación del 1-O. Iglesias parece que tiene menos problemas en desautorizar al líder de Podem Catalunya, Albano-Dante Fachin, que llamó a la participación en el referéndum, que a la ‘lideresa’ de una fuerza con la que Podemos no tiene ligamen orgánico alguno.

"Pensamos que el 1-O es una movilización política legítima y, por tanto, las movilizaciones políticas se tienen que poder producir con la mayor normalidad y, lógicamente, a nuestro juicio las instituciones tienen que facilitar por todos los medios que una movilización política se pueda producir", ha dicho Iglesias.

OSCILACIONES Y AMBIGÜEDADES

Otra carpeta de críticas no arremeten tanto con el fondo, es decir, contra la versión 1 ("no participaremos") o versión 2 ("estaremos encantados de facilitar un proceso participativo sea en un referéndum o en otro tipo de movilizaciones", ha reiterado Colau este martes en La Sexta), sino precisamente por sus oscilaciones opinativas. Así, el PSC, vía su portavoz parlamentaria Eva Granados ha aseverado que "es evidente que los 'comuns' están en un debate convulso, con muchos matices, voces y muy plural", pero con todo, los socialistas les piden que "opinen lo mismo todos los días. El lunes, el martes, el miércoles y el jueves".

El Govern quizá ha mostrado un poco más de desdén. La portavoz del Consell Executiu, Neus Munté, se ha preguntado "qué credibilidad tiene un movimiento político que dice, una vez, que las cosas se pueden cambiar y, en otro momento, que nada de esto se puede hacer". También ha afirmado que no era muy "coherente" decir a los ciudadanos ‘movilizaros, pero no reconocermos lo que decidáis’. "Con todo", ha proseguido con retranca, "habrá que esperar futuras declaraciones y contradeclaraciones como las que ha habido en las últimas hora" y donde tampoco ha habido "gran coherencia". 

ROJOS Y ROTOS

A todo esto, la unidad de las izquierdas españoles que se ensayó en la moción de censura de Pablo Iglesias ha saltado por los aires con el referéndum. El republicano Joan Tardà 'perseguía' por Twitter a Pablo Echenique (Podemos) para que se disculpará por desdeñar con toda la retranca posible el 1O al tildar de "cajitas sobre una mesa" las urnas. En paralelo, en la misma red social,el activista cercano a la CUP Pau Llonch y Fachin se las tenían con Alberto Garzón, de IU, el referente estatal de EUiA que sí apuesta por participar en el 1-O. Entre frases de Lenin, la discusión llevó a Dante-Fachín a recomendarle al líder de IU que se pasara un par de semanas en Catalunya.

¿Va a durar mucho todo esto? Depende. De si sale alguna otra polémica o si los actores se enrocan aquí hasta que en septiembre, según aprobó Catalunya en Comú el pasado sábado, se realice, seguramente, una consulta a las bases de los ‘comuns’. Colau ha vuelto este martes a recordar este punto, con lo que cabe pensar que sí se llevará a cabo.

Nota: atendiendo a la periodicidad diaria de este rotativo se han desglosado en la pieza los ataques registrados este martes, aun cuando ello haya supuesto dejar en un segundo plano la frase que pronunció Xavier García Albiol el domingo y con la que quería simbolizar, al más puro estilo Jesús Gil, la ambigüedad del postulado ‘común’: "No se puede estar un poquito embarazado, o se está, o no se está".