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Prenafeta admite los favores políticos que le imputa la fiscala en el juicio del 'caso Pretoria'

ÁNGELES VÁZQUEZ / MADRID

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Lluís Prenafeta, hombre fuerte de la Generalitat de Catalunya durante los años en que gobernó Jordi Pujol, esperó hasta última hora para seguir los pasos de Macià Alavedra Macià Alavedra y admitir el tráfico de influencias y el blanqueo de capitales que le atribuye la Fiscalía. En plena Semana Santa tanto él como su esposa alcanzaron un acuerdo con Anticorrupción por el que él reconoce haber hecho favores políticos a constructores y haber cobrado comisiones del 3% y el 4% por las operaciones Niesma y Badalona, que repartió a partes iguales con el 'exconseller' de Economia y el exdiputado del PSC Luis Andrés García, 'Luigi', que se enfrenta a ocho años de cárcel.

El exsecretario de Presidència de la Generalitat aceptó los hechos por los que la fiscala pedía para él seis años y 10 meses de prisión por tráfico de influencias y blanqueo. "Acepto todo", dijo, y la fiscala Ana Cuenca pasó a preguntarle por el detalle del 'caso Pretoria. Su esposa, María Lluïsa Mas Crusells, también admitió los hechos. Ninguno de ellos tendrá que volver al juicio y ambos eludirán la cárcel al poner sus bienes, incluida su vivienda, a disposición del tribunal para cubrir la multa de casi 10 millones de euros que tienen que abonar.

A la pregunta de si en el 2009, cuando estalló el escándalo, tenía "contactos con cargos relevantes", Prenafeta matizó: "En absoluto, porque llevaba 19 años fuera de la actividad política. Amistad con algunos, pero no en función del hecho político". El problema es que después, una conversación telefónica con el entonces líder de la oposición, Artur Mas, en la que le propuso una comida a la que también asistiera el que era tesorero de Convergència, Germà Gordó, deja en entredicho sus palabras.

En la grabación se le oye pedir a Mas que coma con "un señor controvertido de Terrassa" -al que Prenafeta no quiso identificar- que no quería "hablar con teléfono". El acusado se limitó a decir que en el encuentro "se habló de fútbol, y sobre todo de la crisis económica que afectaba al país".

RELACIONES CON DIRIGENTES

Con Pujol y con Mas dijo haber "mantenido siempre" relación, mientras que de Gordó señaló que lo conoció en el 2009 y lo vio "dos o tres veces" en comidas. También admitió tener relación, aunque "escasa", con el 'conseller' del tripartito Antoni Castells.

En un primer momento, Prenafeta trató de negar haber mediado con Mas a favor del empresario Lluís Casamitjana, quien también acudió a la cita con Mas y Gordó y que compró los terrenos de Badalona con los que trató de justificar el cobro de una comisión. "Si yo hablé con Artur Mas, fue exclusivamente para hacerle un favor a Casamitjana", aseguró para a continuación preguntarse que "por qué no" lo iba a hacer.

La fiscalía le atribuye haber mantenido ocultos 14,9 millones de euros, de los que 637.890 procedían de las operaciones urbanísticas juzgadas en Pretoria. Parte de esos ingresos procedían de la intermediación a Alstom o Siemens en unos años en los que también registró pagos a políticos, como uno de 72.000 euros que hizo a un 'exconseller' de Comerç. Después de que Prenafeta lo reconociera, la fiscala no insistió, al no haber sido esos hechos investigados en esta causa.