LA IZQUIERDA ALTERNATIVA

El partido de Colau celebra su nacimiento pendiente de Podem

Xavier Domènech y Ada Colau

Xavier Domènech y Ada Colau / periodico

ROGER PASCUAL / BARCELONA

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Tenía que ser un día de alegría 'comuna'. Tras una gestación larga y compleja, este sábado el pabellón de la Vall d'Hebron de Barcelona tenía que ser el escenario de una jornada de celebración plena para todos los que soñaban con el nacimiento del PSUC del siglo XXI. Pero la fiesta no ha podido ser completa después de que Albano Dante Fachin, líder de Podem Catalunya, decidiera la semana pasada descolgarse de la confluencia del partido amadrinado por Ada ColauPablo Iglesias no ha podido hacerle cambiar de decisión, pero tanto él como Pablo Echenique, secretario de organización de Podemos, han aprovechado el bautizo de los 'comuns' para mandarle un mensaje claro: la unidad es el único camino.

Iglesias no ha querido viajar a Barcelona para que no se interpretara que desautorizaba a Fachin, pero lo ha hecho implícitamente con un vídeo de recado cristalino. "No tengo ninguna duda de que seguiremos caminando juntos. En Catalunya, el cambio se escribe en tres palabras: En Comú Podem". "No nos queda otra opción que lo que habéis gritado cuando he llegado: unidad", ha coincidido un ovacionado Echenique. "Faltan algunas piezas por llegar. Tenemos que entender que distintas tradiciones tenemos que convivir en el mismo espacio. En común podremos". 'Unidad' ha sido la palabra más usada por todos, empezando por Colau. "Somos comunes y buscaremos la unidad de la gente, siempre. Siempre tendremos claro cuál es nuestro bando, el de la gente de abajo".

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Pese al pulso de Podem, la alcaldesa de Barcelona rezumaba optimismo; no cada día nace un superpartido y que, además, se marca el reto de ser un partido hegemónico. "Pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad", como decía Antonio Gramsci, el autor fetiche de la nueva izquierda. En Comú Podem salía quinto en la parrilla del 20-D y terminó ganando la carrera catalana de las generales, repitiendo el 26-J. Un doblete que, unido a la conquista 'comuna' de la capital catalana, ha disparado la ilusión en una izquierda alternativa que no estaba acostumbrada a celebrar victorias.

A VUELTAS CON EL REFERÉNDUM

'Jo vinc d'un silenci' de Raimon, uno de los símbolos de la lucha antifranquista, ha abierto la asamblea, en un guiño al PSUC. Muchos de los que forjaron la leyenda 'psuquera' estaban sentados junto a jóvenes de la cantera del 15-M y los movimientos sociales. El pabellón registraba poco más de media entrada, menos de 2.000 personas, muy lejos del lleno a rebosar de aquel primer gran acto de Iglesias en Catalunya el 2014 en el que, como señalaba Gerardo Pisarello, pocos podían imaginar todo lo alcanzado en un par de años.

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La apuesta por el referéndum pactado, una bandera que parecía abandonada en un desván por casi todos, les impulsó al doble triunfo en las generales. La gestión de este asunto será clave en el futuro de los 'comuns'. Este sábado ya se ha vivido un primer ejemplo. "Estamos aquí para construir un espacio catalanista y soberanista que defiende el referéndum y que quiere ejercer el derecho a decidir sin pedir permiso", ha sentenciado Pisarello, primer teniente de alcalde de Barcelona, abriendo la puerta al RUI.

Por su parte, Xavier Domènech se ha mantenido en la vía pactada, considerando que la "construcción nacional de Catalunya es más fuerte y viable si se hace a partir de las alianzas en el Estado", con "un referéndum vinculante, reconocido, que interpele a toda la ciudadanía de Catalunya y con efectos jurídicos, un trabajo sin pausa y sin fecha". 

El mayor interés de la asamblea era ver cómo quedaba finalmente la ponencia política. Los asistentes descartaron las dos enmiendas al texto consensuado entre las organizaciones, que apostaba por una "república catalana" que compartiera soberanías en un Estado plurinacional. La opción del grupo impulsor, que intenta contentar a las distintas almas 'comunas' (independentistas, federalistas y confederalistas), ha ganado con claridad.

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"Queremos una república catalana; y queremos que ayude a hacer de España un Estado verdaderamente plurinacional", ha sentenciado Domènech al defender su tesis, rechazando que sea una postura ambigua, como le había reprochado el defensor de la enmienda más independentista. "Libertad, fraternidad e igualdad no es indefinición. Es el proyecto revolucionario para este país", ha clamado el historiador en su primera intervención en la asamblea que le investiría líder de la ejecutiva.

De los 9.200 inscritos solo ha 5.540 validados han participado, 'on-line' o presencialmente, en la elección de la ejecutiva y la coordinadora nacional. Sin sorpresas, Ada Colau liderará el consejo nacional y Domènech la dirección provisional. Su lista de consenso ha copado 24 puestos de la cúpula y siete de las ocho sillas restantes son para los críticos de Podem, comandados por una aclamada Jéssica Albiach, que se encuentran en una situación contradictoria: pueden pertenecer a la dirección de un partido al que su partido ha renunciado, de momento, a integrarse.

Echenique se ha reunido en las inmediaciones del pabellón, por separado, con Fachin, Albiach y Joan Giner para buscar fórmulas para salir del embrollo; el tiempo dirá si finalmente, como la mayoría cree, hay una confluencia a dos velocidades. Cada vez hay menos dudas de que, como ha señalado Domènech, además del rojo comunista y el verde ecosocialista la confluencia se tejerá con el "hilo morado de los círculos y bases [de Podem]. Os necesitamos para ser más fuertes".