NORMATIVA PENDIENTE DESDE HACE 37 AÑOS

El Parlament reactiva la ley electoral por enésima vez

El pleno tramitará este miércoles una proposición de Sí que es Pot para retomar las negociaciones

Los ponentes de la ley electoral, antes de comenzar la reunión de este viernes en el Parlament.

Los ponentes de la ley electoral, antes de comenzar la reunión de este viernes en el Parlament. / periodico

JOSE RICO / BARCELONA

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Se ha convertido en un clásico del Parlament... que siempre acaba en el clásico ridículo. Por cuarta legislatura consecutiva, los partidos catalanes van a intentar consensuar una ley electoral propia que haga olvidar que Catalunya es la única comunidad autonóma sin esta normativa, y que así lleva nada menos que 37 años. Si no hay sorpresas, el pleno de la Cámara catalana admitirá a trámite este miércoles una proposición de ley de Catalunya Sí que es Pot que permitirá reanudar las negociaciones en el punto (muerto) en el que se quedaron hace un año. Pero salvo que haya renuncias importantes por parte de algún grupo, las enrocadas posiciones de todos ellos y el hecho de que sea necesario el acuerdo de al menos cuatro fuerzas hacen presagiar que el proceso acabará como siempre, en agua de borrajas.

De hecho, Junts pel Sí ya ha dejado claro este mismo martes que "no tiene sentido" abordar esta cuestión con una lógica "autonomista" cuando Catalunya se encuentra inmersa en un proceso constituyente, según afirmó el portavoz adjunto del grupo en el Parlament, Roger Torrent.

Los partidos catalanes suscribieron en julio del año pasado el enésimo fracaso con la ley electoral, a pesar de que aquella intentona fue la que estuvo más cerca de fructificar. Los grupos parlamentarios dieron carpetazo a la ponencia conjunta al constatar que el borrador aprobado no contaba con los 90 votos necesarios para ser ratificado, dado el enroque de todas las fuerzas en el eterno escollo del sistema electoral. Pese a haber anunciado que someterían a votación el texto aun sin suficientes apoyos para señalar al PSC como culpable del fracaso, CiU, ERC e ICV-EUiA se desdijeron de su palabra en el último momento. Sin los socialistas, la ley no podía prosperar, lo mismo que sucede con la composición actual del Parlament.

CAMBIO DE FORMATO

Ahora es el grupo heredero de Iniciativa el que quiere reactivar las negociaciones a través de una proposición de ley que incorpora todos los puntos de aquel borrador que ya contaban con el 'sí' de las cuatro fuerzas. Pero la izquierda alternativa ha incluido en su propuesta el sistema electoral que ha defendido en los últimos años, basado en el modelo holandés. El texto pasará el primer filtro este miércoles porque solo el PPC ha presentado enmienda a la totalidad, que presumiblemente será neutralizada por el resto de grupos.

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A partir de ese momento, los partidos volverán a zambullirse en las negociaciones, que tendrán en este caso un formato distinto. En principio, no habrá ponencia conjunta, sino que la propuesta de Sí que es Pot pasará a tramitarse en una comisión y ahí será donde los grupos negociarán sus enmiendas. ¿Será más fácil así? En absoluto. El sistema holandés, como el resto de fórmulas que se debatieron en la legislatura pasada, no concitó suficientes apoyos, por lo que es previsible que todos los partidos quieran modificar ese punto y cada uno defienda su modelo.

¿SOLUCIÓN DE EMERGENCIA?

En el anterior intento, cuando las negociaciones se bloquearon, Convergència, Esquerra e Iniciativa apalabraron una solución de emergencia: consagrar la fórmula vigente (derivada de la normativa estatal) y desbloquear las listas para que los votantes pudieran marcar candidatos preferentes en la papeleta. Sin embargo, el PSC rechazó desde el primer momento avalar un texto que no implicase un cambio de modelo electoral. Fuentes del grupo de Catalunya Sí que es Pot son partidarias de que esta vez sí se lleve a pleno el borrador, aunque no contenga un nuevo sistema electoral, para que al menos se aprueben medidas de transparencia y fomento de la participación y, sobre todo, para que se pueda crear una administración electoral propia que regule todos los procesos electorales en Catalunya.

De hecho, el fracasado texto que se pactó hace un año creaba una Sindicatura Electoral Catalana, endurecía el régimen de incompatibilidades, imponía una rebaja salarial a los diputados que compaginasen el escaño con otras actividades, establecía el voto anticipado en los ayuntamientos, implementaba el envío conjunto de la propaganda electoral y flexibilizaba los bloques informativos en los medios públicos.

DOS BLOQUES ETERNOS

Aquella última negociación dibujó los dos bloques de siempre. A un lado, CiU y ERC se mantuvieron parapetadas detrás de la representatividad territorial para no aceptar un escrutinio único de los votos, por entender que beneficiaría a Barcelona en detrimento de Girona, Lleida y Tarragona --donde convergentes y republicanos han tenido históricamente más fuerza electoral--. Al otro lado, el PSC, el PPC, ICV-EUiA, Ciutadans y la CUP --con el voto más concentrado en el área metropolitana-- estaban de acuerdo en un recuento nacional y proponían que los diputados se asignasen por circunscripciones para blindar la representatividad.