EL PULSO SOBERANISTA

El 'procés', camino del fracaso

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Combo Puigdemont Gabriel Junqueras

Combo Puigdemont Gabriel Junqueras / periodico

NEUS TOMÀS / BARCELONA

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Cuando el Barça va bien se llenan la tribuna y el ‘gol sud’. Cuando va mal, el Camp Nou se vacía. Este símil futbolístico circula entre los cargos de ERC para explicar cómo las desavenencias entre las fuerzas soberanistas pueden dar al traste con el anhelo independentista de una parte destacada del electorado. El portazo de la CUP al primer presupuesto del Govern Puigdemont-Junqueras ha evidenciado el bache en que se encuentra el ‘procés’. Nadie asume la culpa del fracaso y cuando se pregunta qué pasará a partir de ahora el pronóstico tampoco es coincidente. Se da por hecho que no queda más remedio que prorrogar las cuentas de este año, y que se perderán más de 800 millones consignados para políticas sociales.

El 'president' y Junqueras se han reunido este viernes en el Palau de la Generalitat con representantes de la ANC y de Òmnium con el objetivo de unir esfuerzos para presionar a la CUP. De todos modos, el Govern reconoce que si los anticapitalistas levántasen el veto al presupuesto se abriría un periodo de negociación de enmiendas que, en plena campaña, complicaría aún más la difícil convivencia entre CDC y ERC.

Así que a estas alturas la duda es ya si el Ejecutivo será capaz de aprobar los presupuestos del 2017 y si para conseguirlo deberá olvidarse de la CUP y buscar otros aliados. La alternativa sería llamar a la puerta del PSC o de Catalunya Sí que es Pot. Pero es evidente que para conseguir sus votos debería replantearse su apuesta independentista. En otoño saldremos de dudas pero cada vez gana más fuerza la opción de un adelanto electoral en una legislatura que ya se preveía más corta de lo normal. Prepárense, pues, para asistir a un nuevo pulso entre CDC y ERC a cuenta de la lista conjunta. Una fórmula que los republicanos descartan repetir. 

COMBATIR EL DESÁNIMO

Hoy por hoy lo que reconocen tanto convergentes como republicanos es que sin presupuesto, el ‘procés’ queda tocado. El primero en lanzar esta alerta públicamente fue Artur Mas quien hace una semana en una entrevista en este diario recordó a la CUP su compromiso de garantizar la estabilidad del Govern. Su sucesor, Puigdemont, que hasta ahora se había mostrado muy prudente, ha decidido pasar a la ofensiva acusando a los anticapitalistas de “destructores” por “desgarrar” el proceso soberanista con su veto a las cuentas y ha llamado a no dejarse vencer por el desánimo. “Al día siguiente de una derrota siempre se levanta una generación de constructores para remendar aquello que los destructores han desgarrado”, ha señalado.                                                                                                                                                                                                                                                                    

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El Govern insiste en la “excepcionalidad” del momento, que sigue definiendo como histórico, y así es como consta en un informe que ha entregado en el Parlament y en el que  reivindica su labor en ámbitos como la lucha contra la pobreza. 

REPROCHES EN LA REUNIÓN

En lo que coinciden dirigentes de las distintas fuerzas es que el debate de fondo no es de cifras. Asumen que es una cuestión de confianza. Aunque para ser más precisos podría decirse que el problema es la desconfianza, tal y como se constató en la reunión que el miércoles mantuvieron Puigdemont, Junqueras y los diputados de la CUP Anna Gabriel y Joan Garriga. Según fuentes conocedoras del encuentro se dedicó muy poco tiempo a debatir sobre puntos concretos de los presupuestos porque la conversación versó sobre las diferentes percepciones que tienen unos y otros sobre el cumplimiento de la hoja de ruta. Para los cuperos, las cuentas diseñadas por Junqueras son la plasmación de que el Govern sigue actuando en clave autonomista. Para CDC, la actitud del grupo de Gabriel es una prueba de deslealtad y de que siguen instalados en una estrategia binaria.

“Es un nuevo Mas o març”, señala, molesto, un dirigente de CDC. En este partido insisten en que la alianza con los cuperos les perjudica mucho electoralmente y que su gente rechaza frontalmente la actitud de los anticapitalistas en polémicas como la del debate sobre los okupas o los disturbios en el barrio de Gràcia. El candidato a las generales, Francesc Homs, es de los que más ha arremetido contra la CUP y no dejará de hacerlo. En CDC vaticinan que los resultados del 26-J no serán tan malos como algunas encuestas les auguran. Calculan que en Barcelona, Girona y Tarragona repetiran resultados y que en Lleida pueden obtener un segundo escaño gracias a los votos ‘huérfanos’ de Unió.

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Mientras, para ERC, que ha intentado jugar el papel de mediadora, es la constatación de que convergentes y cuperos, situados en los extremos, se retroalimentan. En los círculos independentistas se insiste en que los sectores duros de la CUP han ganado la batalla, como se constató en el consejo político que acordó presentar una enmienda a la totalidad al presupuesto,  y que el margen de maniobra de los diputados más dispuestos a dialogar con el Ejecutivo es casi nulo.