Sánchez e Iglesias buscan un acercamiento pese a las desconfianzas

Sánchez e Iglesias se saludan durante el homenaje a las víctimas del atentado del 11-M.

Sánchez e Iglesias se saludan durante el homenaje a las víctimas del atentado del 11-M. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se reúnen de nuevo esta semana, sin fecha fijada por el momento, y las posiciones de ambos siguen siendo irreconciliables. Podemos reclama a los socialistas que abjuren de su pacto con Ciudadanos y aborden un Gobierno de coalición en el que su secretario general, sí o sí, debería ocupar la vicepresidencia. El líder del PSOE se ha mostrado en alguna ocasión dispuesto a estudiar un Ejecutivo de esas características, pero en la dirección del partido consideran que la propuesta de los morados es muy difícil de llevar a término. La alianza con Albert Rivera se mantendrá pase lo que pase, insisten en la cúpula socialista, e Iglesias debe sumarse a ella porque de lo contrario estaría “beneficiando al PP”. Pero al mismo tiempo el entorno de Sánchez reconoce que el apoyo de Podemos a la suma con C’s es casi imposible. Su apuesta es que Iglesias acceda a abstenerse en una hipotética y nueva investidura de Sánchez, tras el fallido intento de hace 15 días.

Ambas partes, sin embargo, coinciden en que el inminente encuentro entre sus líderes no puede acabar en otro desencuentro público. “Si no preparamos el terreno antes, la reunión no tiene sentido”, señala un miembro del equipo negociador del PSOE, que busca sondear a Podemos para pactar los términos de la cita.

LOS EFECTOS DE LA CRISIS INTERNA

Pero la crisis interna que vive la fuerza que lidera Iglesias, quien el pasado miércoles cesó al secretario de organizaciónSergio Pascual, provoca que el PSOE aborde la reunión con pesimismo. El golpe de mano del secretario general es visto por los socialistas como un nuevo síntoma de que Podemos no quiere pactar. El relato que hacen es este: Pascual era un dirigente muy cercano al número dos del partido morado, Íñigo Errejón, a quien retratan como más proclive al entendimiento, y con su salida el sector “más inmovilista”, que identifican con Iglesias, ha ganado la batalla por el poder. Errejón ha sido hasta ahora el interlocutor con el PSOE y los contactos con el portavoz parlamentario, Antonio Hernando, eran fluidos. “Ahora ya no sabemos si ese hilo continúa siendo válido”, explican en la comisión negociadora socialista.      

La versión que da Podemos es radicalmente distinta. Las recientes convulsiones orgánicas no han cambiado la posición respecto al acuerdo con el PSOE, argumentan fuentes de la fuerza morada, porque las diferencias no afectan tanto a los pactos para evitar elecciones como a la organización y la identidad del partido. Ni todos los dirigentes 'errejonistas' quieren abstenerse para permitir que gobierne Sánchez ni los 'pablistas' buscan elecciones. Con el partido camino de desangrarse, el último interés de Podemos reside en concurrir a unos nuevos comicios. Menos aún cuando, hasta ahora, las cinco campañas electorales que han afrontado han sido dirigidas por Errejón. Sería incongruente que Iglesias, que trata de tomar el control total de la organización, quiera desencadenar una vuelta a las urnas, donde gran parte del peso recaería en su número dos, que sigue conservando la secretaría política. “En la posición sobre las negociaciones no hay diferencias entre nosotros”, mantienen desde ambas facciones.

CAMBIAR EL FOCO

Iglesias quiere salir del encuentro con Sánchez con un mensaje positivo. Seriamente afectado por la crisis interna que vive Podemos, el líder morado trata de poner el foco en las negociaciones. Su intención es trasladar a Sánchez la necesidad de un Gobierno de coalición “a la valenciana”, en referencia al pacto firmado entre el PSOE y Compromís, en el que Ximo Puig asumió la presidencia de la Generalitat y la líder de la coalición de izquierdas, Mònica Oltra, la vicepresidencia.

El líder de Podemos, que siempre agradece en público a Oltra sus consejos sobre cómo afrontar la negociación, está dispuesto a discutir sobre el reparto ministerial, pero se niega a ceder en una vicepresidencia que considera le corresponde porque la diferencia de votos el 20 de diciembre entre el PSOE y el partido morado fue de solo 300.000. Si sigue las sugerencias de la jefa de Compromís, forzará la negociación hasta el último momento y tratará de sacar rendimiento de la presión en el calendario. El día 3 de mayo, si no hay presidente, las Cortes quedarán disueltas y se convocarán nuevas elecciones.

Los colaboradores de Iglesias desean que en la cita Sánchez sea claro y traslade si está dispuesto al Gobierno de coalición que le propusieron en enero, integrado por el PSOE, Podemos, Compromís e IU. Sin embargo, temen que el secretario general socialista les derive a la mesa de negociaciones con C's para “arrastrarles” a una abstención. Opinan, y en esto fuentes del entorno de Sánchez les dan la razón, que el PSOE ya está trabajando en esa dirección, presionando a IU y Compromís para que permitan la investidura. Insisten en que Iglesias no dará su brazo a torcer y que la abstención de Podemos es imposible