TENSIONES EN LAS FILAS PODEMISTAS

Los incendios en Podemos sacuden a la izquierda

Pablo Iglesias, Íñigo Errejon e Irene Montero en el Congreso de los Diputados.

Pablo Iglesias, Íñigo Errejon e Irene Montero en el Congreso de los Diputados. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Suelen admitir sus dirigentes que Podemos, más que un partido, es un estado de ánimo. A veces de pulsión optimista, capaz de arrastrar millones de votos. Otras, contagiado por la desidia. Pero siempre, reconocen, rehén de una volatilidad mayor de la que pueda afectar a las viejas formaciones.

Ese diagnóstico era hasta ahora más intuitivo que contrastado. Y sin embargo el seísmo producido al desvelarse una pugna por el poder interno, justo tras la investidura fallida del socialista Pedro Sánchez y el bloqueo de las negociaciones, deja a Podemos en una situación de cierto desamparo. Más si cabe tras comprobar el ascenso de Alberto Garzón en intención de voto, como refleja la encuesta de EL PERIÓDICO, que vaticina un incremento exponencial de la marca IU. Garzón pasaría de sus 2 diputados actuales a 9 si se repitiesen las elecciones, mientras que Podemos podría perder hasta 11 escaños, según un sondeo realizado antes de que se conociese la crisis orgánica.

Su propuesta para que las izquierdas dialogaran en una mesa a cuatro -PSOE, Podemos, IU y Compromís- y el tono sereno frente a los polémicos discursos de Pablo Iglesias en los Plenos de investidura, que no dejaron indiferente a nadie, parecen haber fomentado que votantes 'morados' en las elecciones del 20-D ahora se fijen en él. En todo caso, Garzón ya ha dicho que si hay elecciones trataría de conseguir lo que no logró en verano: sumar IU a Podemos, pero la respuesta de los de Iglesias ha sido la misma. Él puede unirse al partido, como ya hiciera su compañera de filas Tania Sánchez, pero sin las siglas de la federación. 

DISTINTAS ASPIRACIONES

En Podemos la tensión es inaudita. La crisis en Madrid, con la dimisión de diez dirigentes considerados próximos a Íñigo Errejón por desacuerdos con el jefe regional, Luis Alegre, de la confianza de Iglesias, desvela una lucha interna en el aparato estatal que permanecía oculta. Las discrepancias entre el número uno y el dos se han recrudecido y, aunque los líderes continúan manteniendo una compleja amistad, sus facciones se enfrentan con intensidad en maniobras ya indisimuladas.

¿Significa eso que Errejón esté tratando de disputar la secretaría general a Iglesias? No. ¿Significa que los de Iglesias quieren gobernar con Sánchez y los de Errejón abstenerse? Tampoco es tan nítido, ni tan sencillo. El líder no cree que Podemos deba “disfrazarse” para conseguir electores de clase media, de asalariados que aspiran a la mejora de sus condiciones, porque considera que ahí gana el PSOE. Se dirige a las familias obreras. Su número dos, en cambio, sostiene que la clave está en que también las clases medias ilustradas se sientan identificadas con el partido porque ellos, y su modo de vida, representan lo que las franjas populares desean ser. Es el eterno discurso aspiracional. 

La dirección estatal admite que en Podemos conviven diferentes almas, pero niega lucha de poder y delimita la crisis a episodios en algunos territorios. “Es como un niño que crece rápido y tiene los huesos frágiles”, se justifican.

MADRID, EL CORAZÓN

La crisis en Madrid hace inviable esa argumentación. En esa comunidad está el corazón y la fuerza de Podemos. Sus dirigentes son amigos que se conocieron en la facultad, han construido el partido, se han involucrado en cuerpo y alma, y reparten sus cargos entre el Ayuntamiento -Ahora Madrid-, la Asamblea y la dirección interna.

La mayoría se han ido posicionando en torno a Iglesias o Errejón. Si dimitieron diez directivos fue para forzar la marcha de Alegre, que se niega a renunciar, pero cuyo futuro queda ahora en manos de un tercer grupo, los anticapitalistas, que decidirán si le sostienen o le dejan caer.

Los anticapitalistas fueron "los críticos" desde el nacimiento de Podemos, con Teresa Rodríguez, a la cabeza. La líder en Andalucía ha disminuido sus enfrentamientos con la cúpula, pero mantiene el pulso en su territorio. El jefe de filas en Aragón, Pablo Echenique, estuvo también en el núcleo duro de esta corriente, pero tras meses de discrepancias, ha limado su discurso para una mayor sintonía con Madrid. 

En Galicia, opera una gestora hasta las primarias, previstas para abril. En Cantabria, están pendientes de fecha también para renovar los cargos dimitidos. En Euskadi La Rioja, las votaciones se produjeron la semana pasada tras meses de crisis. 

CATALUNYA, A LA ESPERA

En Catalunya, Podem está sin dirección desde que dimitiera Gemma Ubasart Gemma Ubasarty parte de su equipo. El diputado Albano Dante Fachín reclama primarias de inmediato y ya ha anunciado que se presentará como candidato. La dirección estatal, en escasa sintonía con él, sopesa proponer a Raimundo ViejoRaimundo Viejo, pero retrasa el proceso de seleccion hasta finales de mayo o incluso junio.

En su decisión, arguyen, late la necesidad de estudiar con tiempo qué fórmula es la más adecuada para encajar con las otras fuerzas que conforman también En Comú Podem y transformar la coalición electoral en una confluencia permanente, como desean. Además, los podemistas son conscientes de que la figura de la alcaldesa Ada Colau y los pasos políticos que pueda dar en el corto o medio plazo influirán, sin duda, en el futuro de toda la izquierda política catalana. También en Podem.