Los riesgos de la consulta de Sánchez

Pedro Sánchez, este viernes durante su encuentro con militantes en Alcalá de Henares.

Pedro Sánchez, este viernes durante su encuentro con militantes en Alcalá de Henares. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Cuando Pedro Sánchez anunció por sorpresa una consulta a las bases del PSOE sobre los acuerdos de gobierno que pudiera alcanzar, a finales del pasado enero, casi todos los dirigentes concluyeron que estaba pensando en Podemos. El malestar entre el secretario general y los principales barones socialistas había estado creciendo durante semanas, así que Sánchez convocó la consulta como forma de zafarse del control de los líderes territoriales. Pero finalmente el pacto suscrito no es con Podemos, sino con Ciudadanos, una alianza con una fuerza tachada durante la campaña de “nuevas generaciones del PP” que no suma para llevar a Sánchez a la Moncloa. Pensada como un plebiscito sobre su liderazgo, la consulta de este sábado conlleva riesgos para el candidato.

Nadie duda de que la mayoría de los militantes del PSOE que voten lo harán para dar el visto bueno al pacto con Ciudadanos. Lo que está en cuestión es cuántos de los 189.167 afiliados acudirán a votar. Apenas se ha hecho campaña para movilizar a las bases, los barones no se han implicado y muchos de ellos discrepan de la supresión de las diputaciones que recoge un acuerdo que, debido a los previsibles votos en contra del PP y Podemos, no investirá a Sánchez como presidente. ¿Para qué votar, entonces? “Para participar en un proceso sin precedentes y apoyar al secretario general”, responde un miembro de la ejecutiva.

LAS EXPECTATIVAS

El temor a una escasa participación se ha extendido en la dirección del partido, que evita concretar sus expectativas. “Es la primera vez que se produce una consulta de estas características. No tenemos con qué comparar. Pero su misma celebración ya es un éxito y un paso más en la rendición de cuentas a la militancia”, señalan en el entorno de Sánchez.

Varios dirigentes territoriales anticipan que cualquier porcentaje por debajo del 50% sería un fracaso. En las primarias de hace dos años, la participación fue del 66%. No son procesos homologables, pero este último ayuda a calibrar la consulta. Está enfocada como un referéndum sobre Sánchez, quien en principio saldrá derrotado de las dos votaciones de investidura de la próxima semana, después intentará que Podemos se sume al pacto vía apoyo o abstención, y si fracasa aspira a repetir como cabeza de lista en unas nuevas elecciones del 26 de junio. El tiempo aprieta y no está claro que puedan celebrarse primarias si se repiten los comicios. Un buen resultado este sábado allanaría el camino al actual líder.  

EL MALESTAR

El fuego interno en el PSOE, que alcanzó altísimas cotas tras las generales (con varios barones pidiendo un congreso para relevar al secretario general), ha bajado desde que Sánchez fue nombrado candidato a la Presidencia del Gobierno por el Rey, a comienzos de este mes. Pero no se ha extinguido. La desconfianza se mantiene, y tanto algunos apartados del documento firmado por Ciudadanos como el contenido de la pregunta que se someterá a la militancia han contribuido a avivarla.

“El PSOE ha alcanzado y propuesto acuerdos con distintas fuerzas para apoyar la investidura de Pedro Sánchez. ¿Respaldas estos acuerdos para conformar un Gobierno progresista y reformista?”, reza la pregunta a las bases. “Es casi una tomadura de pelo”, sostiene un presidente autonómico, que considera, al contrario que la dirección del partido, que si se rubrican nuevos pactos deberían volver a ser sometidos a la militancia. “La pregunta se las trae”, dijo este viernes en Tele 5 el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien reclamó que la consulta no sea “un cheque en blanco para firmar el acuerdo que se quiera”.

Page es uno de los barones que no comulga con la eliminación de las diputaciones, que según la alianza con Albert Rivera deberían ser sustituidas por consejos de alcaldes para los municipios de menos de 20.000 habitantes. El malestar afecta a muchos territorios, de Extremadura a Aragón, pero se deja sentir con especial virulencia en Andalucía, donde reside la cuarta parte de la militancia. Los presidentes de diputaciones socialistas en esta autonomía ya han criticado la eliminación de sus organismos, y la presidenta de la Junta, Susana Díaz, se mantiene en silencio, pero su entorno no oculta que no se siente partícipe de todo este proceso. La escasa implicación del poderoso PSOE andaluz puede contribuir a esa baja participación que tanto preocupa a la dirección.

El próximo lunes, el comité federal ratificará el resultado del referéndum interno. No se espera que la sangre llegue al río en esa cita, a solo un día de que Sánchez se someta en el Congreso de los Diputados a su primer debate de investidura. “Primero vamos a concentrarnos en cómo acaba esto –señala un líder territorial-. Después ya veremos”.     

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