La corrupción frustra el intento de acercamiento de Rajoy a Rivera

Reunión entre Mariano Rajoy y Albert Rivera en el Congreso de los Diputados

Reunión entre Mariano Rajoy y Albert Rivera en el Congreso de los Diputados / periodico

PATRICIA MARTIN / GEMMA ROBLES / MADRID

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Se sentaron frente a frente este jueves, por fin, el líder del PP, Mariano Rajoy, y el de Ciudadanos, Albert Rivera. Tras una primera toma de contacto entre ambos en diciembre, días después de los comicios, Rajoy ha dejado pasar las jornadas sin convocar al jefe del partido naranja. Para perplejidad de la dirección de C’s y estupefacción de parte de los cargos populares. Y aunque se mantiene la incógnita sobre el color o colores del próximo gobierno, desde aquellas fechas prenavideñas hay cosas que han cambiado.

Rajoy no es el que lleva a sus espaldas la responsabilidad de intentar la investidura. Es el socialista Pedro Sánchez quien está mandatado para enfrentarse al reto, una vez que el jefe de los conservadores declinó una primera oferta del Rey. Además, el fantasma de la corrupción que acecha al PP se hace a cada momento más grande, y toma posiciones estratégicas en Valencia (‘caso Imelsa’)  y ahora en Madrid (ampliación de operación Púnica), estrechando los márgenes de acercamiento a Ciudadanos, que ha hecho de la regeneración democrática su bandera.

No quiso hacer demasiada sangre con las corruptelas Rivera en su esperada cita con Rajoy, que se produjo a las 10.30 de la mañana en el Congreso. A esa hora, no le espetó al presidente en funciones su frase “quien no puede limpiar su casa no puede limpiar España”, pero la dejó en el aire. “La insuficiente labor de los últimos años ha hecho que la gente no confíe en el PP y el Gobierno. Hay que luchar contra esta lacra, nadie entendería que, siendo el segundo problema para los españoles, no lucháramos. Tenemos ser exigentes", espetó el jefe de C’s.

LA PÚNICA, EL PP Y AGUIRRE

A la hora del encuentro de Rajoy y Rivera, la prensa recogía la tibieza con que el jefe del PP había abordado la corrupción ante sus senadores el día anterior, en una reunión de la que se ausentó la <strong>exalcaldesa Rita Barberá</strong>, foco de la polémica. Pero en opinión (pública) de Rajoy, no es asunto que pueda afectar a sus intenciones de ser presidente si Pedro Sánchez fracasa en su intento.”¿Rita Barberá merma sus posibilidades?”, le preguntó un periodista. “En ningún caso”, respondió el político conservador.

De hecho había llegado a su encuentro con Rivera con un documento bajo el brazo que, al mismo tiempo, envió a Sánchez como preámbulo de la reunión que tendrán ambos este viernes. En el capítulo de regeneración democrática, los populares defienden ahora adecuar los aforamientos y agilizar la respuesta penal ante la corrupción, además de reforzar los controles en los contratos del sector público, entre otras cosas.  

No obstante, sus medidas sobre un posible y futuro pacto anticorrupción quedaron inevitablemente eclipsadas por otra operación policial, que investiga indicios de posible financiación ilegal en el PP. Por más que desde la dirección popular se empeñaban en vincular esta ampliación de la 'operación Púnica' al entorno de Esperanza Aguirre, será complicado que no afecte a la credibilidad de un Rajoy que no pasa por sus mejores momentos.

Por la noche, en en Antena 3, se interrogó a Rivera por esa operación. Primero recordó que su partido, gracias a un pacto de investidura con Cristina Cifuentes, forzó la apertura de una comisión de investigación sobre corruptelas en la comunidad, en la que este viernes comparece Aguirre. "El PP ganó las elecciones, pero nadie puede gobernar España dando la espalda a la corrupción y, si pretende hacerlo, acabará en la oposición", auguró el presidente de C's.   

TENSA REUNIÓN CON SÁNCHEZ

La corrupción es tema “indispensable” para los pactos de investidura. Lo reconoció Rivera. Lo confirmó Rajoy. Lo evidenció que ‘Mas Democracia'; 'Fundación ¿hay derecho?' y Transparencia Internacional se presentaran ayer en la Cámara Baja para entregar a los partidos (también al PP) una propuesta para “mejorar la calidad democrática en España”. Pero no es el único.

Las dificultades para seguir cumpliendo el déficit están sobre la mesa. Y hasta Rajoy lo ha incluido en su oferta de negociación, en un intento de acercarse a C's y al PSOE, que lo llevaban en su programa electoral. Pero la incomodidad que le supone al presidente en funciones asumir este planteamiento, sabiendo que es mensaje que no gusta en Europa, quedó claro. “Rivera me ha dicho esto [lo de la flexibilización] y yo le he respondido que ya lo hice [en 2012]. Con países que tienen voluntad de cumplir la UE actúa con flexibilidad –alegó-. Se recoge en mi documento, pero no creo que sea un asunto que tenemos que estar continuamente moviendo y diciéndolo por ahí. Hay dar un mensaje nítido de que vamos por la estabilidad presupuestaria”.

Ese mismo documento que Rajoy ha presentado con tanto retraso versa también sobre economía (y financiación autonómica), lucha antiterrorista, defensa de la unidad de España o estado del bienestar. Habla de la necesidad de un pacto en educación (pese a haber aprobado en solitario la LOMCE) o colocar "el foco" sobre ciudadanos en situación vulnerable. No es previsible que con él logre acercarse a Sánchez en su inminente reunión, que se prevé tensa.