LA ENCRUCIJADA DEL SOCIALISMO

Sánchez corta el paso a los barones con una consulta a las bases de su pacto de gobierno

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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Pedro Sánchez hizo este sábado una oferta que los barones no pudieron rechazar. La iniciativa había sido negada por la dirección socialista hasta el último minuto, y el secretario general no se la trasladó a los líderes territoriales durante los encuentros que mantuvo esta semana, pero al final de su discurso ante el comité federal, Sánchez, por sorpresa, anunció que si alcanza un pacto con otros partidos para su investidura a la Presidencia del Gobierno, algo que no está nada claro, este será sometido a un referéndum de las bases del PSOE.

“También os digo una cosa, haremos una consulta a la militancia”, señaló el secretario general. Con estas 11 palabras, quedó mermada la capacidad de los barones para torcerle el brazo y torpedear su llegada a la Moncloa. Los principales líderes territoriales (de la andaluza Susana Díaz al asturiano Javier Fernández, pasando por el aragonés Javier Lambán) mantienen su desconfianza hacia el secretario general: quieren abordar su posible sustitución en cuanto sea posible (de hecho, forzaron un adelanto de la fecha del congreso)y recelan de un acuerdo con Podemos que, si no suma también a Ciudadanos, a través de un voto a favor de Sánchez o una abstención, necesitaría a ERC o Democràcia i Llibertat. Habían llegado al cónclave con la intención de extraer al secretario general el compromiso de que nunca sería presidente gracias al independentismo, pero todo quedó mucho más abierto.

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La próxima semana, si Mariano Rajoy vuelve a declinar y el Rey propone a Sánchez como candidato a la investidura, este abrirá las negociaciones con Podemos y Ciudadanos. Si alcanza un acuerdo con posibilidades de salir adelante, será primero sometido a la opinión de los afiliados y después ratificado por el comité federal, máximo órgano del partido. Estén o no a favor del contenido del acuerdo, mantengan o reculen en su rechazo a los votos del independentismo, los barones, en principio, tendrán que bendecir el parecer de los militantes. De lo contrario, habría un choque de legitimidades y se pondrían a las bases en contra.

EL PRECEDENTE

Hay un precedente en la historia reciente del PSOE. A mediados del 2014, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba dimitió como secretario general tras las elecciones europeas, Eduardo Madina propuso que los afiliados votasen el relevo. La iniciativa molestó a muchos líderes territoriales, pero no se vieron con fuerza para salir en público y frenarla. Hubo voto directo de la militancia y Sánchez, gracias al apoyo de los barones, ganó la contienda.  

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Este sábado ocurrió algo similar. Díaz, a quien se sigue viendo como la candidata más sólida para sustituir al secretario general si este no alcanza la Moncloa, restó importancia al hecho de que no le hubiese consultado su propuesta de referéndum y puso el énfasis en la transparencia. “Quiero es que los militantes, cuando vayan a participar, lo hagan sabiendo la letra y la música del acuerdo”, dijo la presidenta andaluza, quien a puerta cerrada trasladó que no le “valdría” el pacto si requiere a ERC o DLl. Otros barones se expresaron en términos parecidos. Ante todos ellos, Sánchez mostró su sorpresa por “tanta prevención”, ya que siempre ha dejado claro que no negociará con los independentistas. 

En el bando de los defensores del secretario general, Miquel Iceta, líder del PSC, alabó la consulta y recordó que el SPD, el partido socialdemócrata alemán, también celebró en el 2013 un referéndum interno sobre su entrada en el Gobierno de la conservadora Angela Merkel. Sánchez, con su órdago, hará lo mismo.

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ROCES POR EL CONGRESO

El cónclave, sin embargo, había comenzado en sentido inverso, con los barones marcando el paso del secretario general. La cúpula socialista había propuesto que el próximo congreso para elegir a un nuevo líder se celebrara a mediados de junio, una fecha que rechazaban las federaciones más importantes, entre ellas la andaluza. Consideraban que si hay nuevos comicios se tendría  que aparcar el cónclave y no habría más posibilidad que repetir con Sánchez de aspirante. Así que la dirección cedió. Las bases elegirán al próximo secretario general (o   reelegirán al actual, si este ha llegado a la Moncloa) el 8 de mayo, votación que será refrendada por un congreso 15 días después.

En tres meses, Sánchez se juega ser el tercer presidente del Gobierno socialista, tras Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, o ‘Pedro el breve’. Mientras tanto, pidió “unidad” a su partido.