Del hospital al Congreso

Rita Bosaho, diputada de Podemos, es la primera parlamentaria negra de España

rita bosaho

rita bosaho / periodico

LAURA L. DAVID / VALENCIA

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“Ojalá se deje de hablar de mí ya”, reclama tímida y con voz pausada Rita Bosaho (antigua colonia de Santa Isabel, Guinea Ecuatorial 1965), primera diputada negra en el Congreso de los Diputados, un poco cansada del revuelo de los últimos días por su irrupción en el hemiciclo. Portugal nombró el pasado noviembre a la primera ministra negra en la historia del país. Italia, en el 2013. Pero en España, considera, su caso no se está tratando con la “naturalidad” con la que debería. Tarde, quizás, pero aquí está.

Dice que su entrada en la Cámara baja fue “apoteósica” y “emocionante”, sí. Pero por el mero hecho de que su grupo, Podemos, ya podrá representar a partir de ahora “lo que nos había ido pidiendo la sociedad española desde el 15-M”. No le gusta hablar en términos de representación y cree que su elección (200.885 votos en Alicante, donde Compromís-Podemos alcanzó el 22% y se colocó como segunda fuerza tras el PP) como parlamentaria “no debería de ser noticia”, aunque entiende la repercusión. Pero pide “no recrearse en la anécdota”.

SUS PRIORIDADES

La violencia de género, asegura, es su prioridad. “Debe ser tratada como una cuestión de estado”, insiste. Pero hay más: los problemas sociales, los derechos humanos, las relaciones Norte-Sur, la lucha contra el patriarcado... Cuestiones todas para las que advierte que la clave será “hacer mucha pedagogía”.

Ha trabajado 23 años como auxiliar de enfermería. Tiene una licenciatura en Historia y una tesis doctoral en camino sobre el “Impacto de la colonización europea en África”. Su tío Enrique Gori fue procurador franquista en la provincia colonial de Fernando Poo, en Guinea Ecuatorial. A las antípodas de su sobrina que, a sus 50 años, nunca antes había militado en otro partido político. Cuenta que se acercó a Podemos porque es una organización que tiene “las puertas abiertas”, donde pudo “hablar en nombre propio” y sentirse “cómoda”. Así entró al círculo local de Alicante, y de ahí a la candidatura oficialista ('Sí se puede') de Pablo Iglesias a las generales, pasando por la lista de las elecciones autonómicas (donde se quedó a dos puestos de conseguir escaño). Antes, apunta en su currículum, había hecho política de base con los colectivos feministas de Alicante y colaborado con varias organizaciones de cooperación al desarrollo y de inclusión social.

No se atreve a vaticinar nada, ni se ve de ministra. “Sinceramente, lo que quiero es sentarme y trabajar”, dice sin perder la sonrisa telefónica. Una sonrisa que asegura es “real” como las de Mónica Oltra y Pablo Iglesias, que tanto esgrimieron en campaña y que tan buenos resultados les dieron.