Las rastas que inquietan a Rajoy y Villalobos
"Me da igual que lleven rastas, pero que las lleven limpias para no pegarme piojos", dice la vicepresidenta del Congreso sobre el diputado de Podemos Alberto Rodríguez
Las rastas del diputado canario de Podemos Alberto Rodríguez parecen haber suscitado el interés de algunas de las señorías más veteranas en el Congreso. Este miércoles, los fotógrafos capturaron la significativa imagen del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, mirando con sorpresa el aspecto del podemista en el hemiciclo, durante la constitución de las Cortes.
Este jueves ha sido la primera vicepresidenta del Congreso, Celia Villalobos (PP), quien ha opinado sobre Rodríguez en términos despectivos. "Me da igual que lleven rastas, pero que las lleven limpias para no pegarme piojos", ha afirmado en unas declaraciones en TVE, relacionando el aspecto del pelo con una supuesta falta de higiene personal.
El secretario político de Podemos, Íñigo Errejón, ha respondido posteriormente en una entrevista en La Sexta la salida de tono de Villalobos y le ha espetado que la "higiene" de un grupo parlamentario no tiene nada que ver con las rastas, sino con "la sospecha de corrupción". "Es una falta de respeto a alguien que ha sido elegido", ha añadido Errejón, al tiempo que ha reclamado a los que llevan más tiempo en el Congreso que se acostumbren a la diferencia.
Alberto Rodríguez tiene 33 años, es diputado por Tenerife y hasta ahora trabajaba en una refinería de petróleo. La fórmula que empleó desde el escaño para prometer su cargo fue una de las que más runrún despertó en el hemiciclo. A esos rumores y también a las miradas con las que fue recibido por algunas señorías, Rodríguez respondió desde su cuenta de Twitter. "A pesar de sus abucheos, gritos e insultos, no consiguieron callar las voces del cambio. Es imparable y lo saben", escribió.
Las controvertidas opiniones de Villalobos en referencia a los nuevos diputados del Congreso se suman a la polémica discusión que mantuvo durante la campaña electoral con el secretario general de Podemos. La diputada popular advirtió entonces a Pablo Iglesias que no contenerse en las acusaciones de corrupción puede tener consecuencias, con un lenguaje tan áspero que levantó todo tipo de opiniones. "Me fastidia que digas que mi partido es corrupto. Ten cuidado con las palabras", le reprochó.
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