Sánchez busca una alianza "progresista" con Podemos y Ciudadanos
Juan Ruiz Sierra
Periodista
JUAN RUIZ SIERRA / MADRID
El acuerdo de última hora entre Junts pel Sí y la CUP para avanzar en el proceso independentista catalán, que ha motivado la salida de Artur Mas y su sustitución por Carles Puigdemont como nuevo 'president' de la Generalitat, ha redoblado la presión sobre el PSOE para que ceda y favorezca la reedición de un Gobierno central del PP, que ganó las recientes elecciones generales con 123 diputados. Importantes dirigentes socialistas comienzan a sopesar en privado la posibilidad de abstenerse en la investidura de Mariano Rajoy para dar apoyo desde la oposición al Ejecutivo frente al desafío catalán, o incluso de forjar una gran coalición para una legislatura corta que impulse una reforma constitucional. Pero no Pedro Sánchez. El líder y candidato del PSOE a la Moncloa, que ha reunido a la ejecutiva del partido para analizar el escenario catalán, ha insistido este lunes en que en ningún caso pactará con Rajoy. “Es un error no respetar la ley, pero también construir un frente desde Madrid”, ha señalado Sánchez en la Cadena Ser.
“Cuatro años más de Rajoy agravarían aún más la confrontación. Es más urgente que nunca propiciar un cambio en España que abra una nueva etapa”, ha señalado el secretario general socialista. Tras la reunión de la ejecutiva socialista, Sánchez ha insistido en rueda de prensa: "Hemos reafirmado nuestra voluntad de impulsar el cambio político en España. Es más necesario que nunca. Cuatro años más de Rajoy al frente de la Moncloa no van a resolver los problemas. Si Moncloa sigue en las mismas manos la situación de bloqueo en Catalunya se va a agravar. Hoy es más necesario que nunca un gobierno capaz de dialogar y de tender puentes. Ese gobierno lo puede liderar el PSOE".
Su posición, que defiende contra viento y marea (independientemente de lo que ocurra en Catalunya y de lo que piensen los líderes territoriales de su partido), sigue siendo que tiene opciones de llegar a ser presidente del Gobierno si fracasa Rajoy. El núcleo duro de Sánchez baraja dos posibilidades: el apoyo de Podemos si renuncia al derecho a decidir, el de IU y el del PNV más la abstención de ERC y Junts pel Sí; o bien la abstención de Ciudadanos dejando de lado a nacionalistas e independentistas, cuyo apoyo, ha insistido el secretario general, no va a "buscar".
El escenario ideal para Sánchez sería el apoyo de Podemos y la abstención o voto a favor de Ciudadanos, un partido que en la campaña no se cansó de identificar con "la derecha" y tachar de "nuevas generaciones del PP". Ahora, en cambio, la fuerza que lidera Albert Rivera puede formar parte de un "cambio progresista" a ojos del líder del PSOE. "Con Ciudadanos hay elementos de discordia, como su modelo de política económica liberal. Pero hay cuestiones que tienen que ver con la regeneración democrática y la eficiencia del Estado en las que podemos coincidir", ha explicado.
EL "VACÍO DE PODER"
Ninguna de estas hipótesis parece sencilla, pero el líder socialista niega que el proceso independentista le obligue a pactar con Rajoy para que un Gobierno en plenas facultadas, y no en funciones, haga frente a las decisiones del Govern y el Parlament catalanes. Sánchez no teme al vacío de poder. “En estos cuatro años, entonces, también ha habido vacío de poder. Rajoy solo ha dicho obviedades. Hay que respetar la ley, sí, pero también hay que buscar soluciones políticas”, ha señalado, insistiendo de nuevo en una reforma constitucional que considera que se está “abriendo camino”, ya que también la defienden Podemos y Ciudadanos.
Esa, ha dicho, debe ser la vía para solucionar la “crisis de convivencia” en Catalunya. Pero si alcanza la Moncloa, Sánchez también se ha comprometido a “retomar” las 23 propuestas que Mas hizo a Rajoy en julio del 2014, propuestas que el Ejecutivo no llegó a contestar. “Hay que desbloquear las cuestiones que no han sido respondidas por Rajoy”, ha señalado. En este sentido, ha pedido al jefe del Ejecutivo en funciones que se reúna con Puigdemont. Él mismo, según su entorno, sopesa citarse con el recién elegido 'president'.
EL CONGRESO DEL PARTIDO
Tras una primera etapa después de las elecciones generales (donde el PSOE logró 90 diputados, su peor resultado en este periodo democrático) en la que los líderes territoriales intentaron sin éxito forzarle a convocar un congreso para que fuese sustituido por Susana Díaz, presidenta de la Junta, Sánchez respira ahora un poco más tranquilo. Los barones más importantes (la propia Díaz, el valenciano Ximo Puig y el castellano-manchego Emiliano García-Page, entre otros) siguen sin tener confianza en el líder, pero han dado un paso atrás táctico. El congreso socialista para elegir a un nuevo secretario general puede esperar.
Sánchez ha anunciado que el próximo 30 de enero se reunirá el comité federal que convocará ese cónclave. “Haremos ese congreso cuando se forme el Gobierno de España. Yo ya he anunciado que me presentaré. No tengo apego al cargo, pero quiero lo mejor para mi país y para mi partido”, ha concluido el líder socialista, que no ha aclarado si, en caso de nuevas elecciones, el cónclave se celebraría antes de los comicios para explorar la posibilidad de concurrir a ellos con un nuevo aspirante. En principio, la posición del entorno de Sánchez, en contra del deseo de los barones, es que no daría tiempo.
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