LA LACRA DE LA CORRUPCIÓN

Con vistas a la cárcel

EMILIO PÉREZ DE ROZAS / PALMA

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Su hermano, el rey Felipe VI, le mirará de frente, desde el retrato que las magistradas Samantha Romero, Eleonor Moyà Rocío Martín tendrán pegadito a sus eruditos cogotes. Ella, la infanta Cristina, que se sospecha entrará, o no, del brazo de su esposo Iñaki Urdangarin porque, como reconoció Miquel Roca, el abogado de ella "no nos tiene que doler que las parejas se entiendan y se quieran", no estará, no, en la primera fila de los 18 encausados.

Cristina, a la que, dicen, el amor sin límites que le procesa al balonmanista le ha llevado casi a la perdición, se sentará en la silla más extrema de la tercera fila, en el mismo lugar donde, cuentan, se sentó no hace mucho ‘la Jevi’, miembro del clan de ‘la Paca’, principal acusada del ‘caso Kabul’, una trama de narcotráfico surgida en el poblado de Son Banya, de Palma, que es el único juicio que se ha celebrado, hasta la fecha, en la planta tercera de la Escuela Balear de Administración Pública, en el polígono de Son Rossinyol, al que ayer empezaron a llegar las unidades móviles de todas las televisiones, incluida la de ‘Sálvame’.

Bien es verdad que ‘la Jevi’ y ‘la Paca’, aquella líder que entró en el juzgado gritando "¡Semos inocentes!", estuvieron rodeadas en la sala por ‘la Guapi’, ‘el Ico’, ‘el Chupi’, ‘el Farru’, ‘el Moi’, ‘el Moreno’ y ‘el Pony’, mientras que la infanta verá a su alrededor, además de a su esposo, a su exsocio Diego Torresque insiste en que "la Casa Real sabía todo lo que hacíamos", a su mujer Ana Maria Tejeiro, que asegura no tener un euro (será en España, pues en Luxemburgo tiene miles) y al expresidente Jaume Matas, que acaba de meterles a todos en un aprieto al entregar su palacete palmesano, valorado en 2,5 millones de euros pero todavía con una hipoteca de 480.000 por pagar, como prenda para el pacto que cerrará reconociendo varios delitos, cometidos, se supone, compinchado con el cuñado del Rey.

Cristina, que espera salvarse del juicio gracias a la ‘doctrina Botin’ (si solo te acusa la acusación popular y no el fiscal ni Hacienda, puedes quedar libre, cosa que el Supremo ya ha puesto en cuestión en más de una ocasión), podrá ver la nueva cárcel de Palma con solo levantar la vista. Cosas de la vida, uno de los encausados, Miguel Ángel Bonet, exsecretario de Ibatur, solo tendrá que cruzar la calle para asistir al juicio y lo hará con las esposas puestas, pues ya se encuentra cumpliendo condena en esa prisión. Bonet será el único de la sala que tendrá un policía vigilándolo todo el tiempo. Cristina, también, pero se trata de su seguridad personal.

MEDIO CENTENAR DE TOMOS

Mallorca ha cambiado mucho desde que se puso en marcha (2010) el ‘caso Nóos’. Ya no gobierna el PP y han regresado algunos progres. En lugar de comprar yates a los Reyes, intentan recuperar los jardines de Marivent para uso público. Lo cierto es que la ciudadanía pasa mucho de este juicio aunque, hables con quien hables, lo único que te cuentan es que solo quieren que los que robaron devuelvan el dinero.

"Si van a la cárcel, mira, pero que devuelvan el dinero", explica Asunción Gual, bióloga y profesora de instituto, que, el pasado viernes, paseaba por la plaza del Mercat, punto obligado para los 600 periodistas que deben recoger allí su acreditación y un estupendo dossier en el que algún sesudo mago ha logrado lo imposible: resumir en 14 folios la investigación del juez José Castro descrita en medio centenar de tomos y 76.000 folios acumulados en 91 carpetas, 14 archivadores y 17 cajas de cartón.

 El polígono que albergará su segundo macrojuicio tras el del clan de ‘la Paca’, ahora en la prisión que hay frente a la Escuela Balear de Administración Pública, vivirá mañana una actividad frenética de encausados, abogados, periodistas, televisiones, policías, seguridad y, dicen, varias decenas de manifestantes a favor del resurgir de la República, pues esa es la única manifestación "autorizada", según ha explicado Teresa Palmer, delegada del Gobierno en Baleares.

EL FOLLÓN ORGANIZATIVO

No todo el mundo está feliz, claro. Nadal Torres, por ejemplo, responsable de la tienda Bebeplanet, pegadita al edificio del juicio, critica el follón que hay organizado. "La gente cuando llega y ve el barullo que hay, el despliegue policial, se va y dice que ya volverá cuando se acabe el juicio. ¡Pero es que el juicio aún no ha empezado! No sé qué vamos a vender", se lamenta el comerciante. Como, posiblemente, se lamente José Antonio Nieto. ¿Qué no saben quién es Nieto? Sí, hombre, sí, Nieto es ‘Primo’, aquel ‘segurata’ enorme que acompaña siempre a los encausados en los juzgados de Vía Alemania.