el personaje de la semana

Antonio Baños, uno de los nuestros

Los resultados del 27-S han convertido al grupo parlamentario de la CUP que encabeza Antonio Baños en el centro de gravedad de un mapa político catalán en precario equilibrio. David Fernàndez, que capitaneó la entrada de la fuerza anticapitalista en la Cámara catalana, traza un perfil político y sentimental del hombre al que se dirigen todas las miradas. Y todas las presiones.

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Uno de los nuestros_MEDIA_1 / TÀSSIES

POR DAVID FERNÀNDEZ

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Que Antonio Baños, como Ovidi Montllor, es un equilibrista de la vida, de multioficios polivalentes y acreditada precariedad, es una obviedad que refleja un país-espejo. Precario a la deriva, sí, tanto como una generación entera de jóvenes machacados por un futuro incierto y gris que, a pesar de todos los pesares, hace mucho tiempo -corrían ya los precarios 90- decidieron rebelarse. Entonces el cambalache del Poder miraba a otra parte y nadie escuchaba lo que se cocía en los barrios. Que es catalán, de los de toda la vida, siempre lo ha reivindicado a los cuatro vientos: o sea, con los cuatro abuelos llegados de otras latitudes de las que huyeron buscando un lugar en el mundo. Una memoria baluarte que le ha conferido un triple orgullo: de barrio, de clase e internacionalista.

¿Baños, "loco de la pradera"como espetó el pasado martes el presidente de Petronor? No. Para nada. José Antonio Zarzalejos, guardia de corps del régimen por antonomasia, lo tiene más claro: "Radical, culto e irónico". Así lo definía el lunes. Y así es. Zarzalejos avisaba: poca broma, que va en serio. Y Baños nunca engaña, desarma. Ese es Antonio también, auténtico. Periodista libre de gluten y escritor dialéctico sin transgenia, elegantemente disruptivo, lo hemos conocido siempre igual. De 'tutti bianchi' antiglobalizador en Génova y puro rock'n'roll con Los Carradine, pasando por documentado economista crítico -'La economía no existe' (2009) o 'Posteconomia' (2012)-, multicolaborador a pieza en diversos medios o articulista dotado, como recuerda su 'Guia pràctica de l'expulsió catalana de l'euro' (2012).

INSUMISO COTIDIANO

Anticapitalista de barrio, vecino hastiado de la Troika e independentista de la Meridiana, Baños es, ante todo, un resistente urbano, un insumiso cotidiano, un luchador nómada. Un resistente íntimo: heterodoxo, generoso, irreverente. Su libro 'La rebelión catalana' (2013), de recomendada lectura, es una de las mejores crónicas de la tectónica sociopolítica del 'procés', que Baños ha definido como una suerte de revuelta democrática antioligárquica: desde el hartazgo de ver como muy pocos deciden sin escrúpulos por el resto y encima deciden que a todos, menos a ellos, nos irá a peor.

Sin carnet ni partido, ni dios ni amo, pero 'cupero' de alma y raíz, Antonio -no sé cómo ni por qué- parece salido directamente de la escuela greco-clásica de los cínicos: no tiene un duro, desborda sentido del humor para sobrevivir y exige una crítica radical al desorden realmente existente. Extenderá la mano por la merecida libertad política de este pueblo, cerrará el puño contra cualquier recorte y encenderá todas las luces y todos los taquígrafos que a su paso encuentre. Baños, en la estela griega, es al mismo tiempo 'aido' y 'diké': sentido de decencia y sentido de justicia. Y, sobre todo, es equipo y red. El equipo pequeño, de barrio, de los 10 de la CUP, neurona común y potencia colectiva, que harán lo posible y lo imposible para seguir avanzando, tirar de la independencia y salirnos de la peor crisis desde el final de la dictadura.

Equipo, orquesta roja y soberanismo social: Benet Salellas -nuestra mejor defensa-, el feminismo de Anna Gabriel, la crema pastelera antineoliberal de Josep Manel Busqueta, el ecologismo social de Sergi Saladie, la mochila cargadita de memoria de Gabriela Serra, el terremoto de Ramon Usall, la militancia de Albert Botran, el Mediterráneo de las dos orillas de Eulàlia Reguant o el 'haberlas visto todas y de todos los colores' de Julià de Jòdar.

Pero, ¿quién mejor que sus amigos del 'underground' cultural barcelonés para definirlo? En el manifiesto 'Por una política nuestra', dándole apoyo cooperativo, escribían: "Porque es uno de los nuestros. Porque le gusta el rock'n'roll. Porque es un periodista sin pelos en la lengua con un argumentario de piedra picada. Porque no tiene la sangre de horchata. Porque necesitamos gente que nos represente, que viva como nosotros, que nos defienda con su día a día, porque necesitamos políticos cercanos y de verdad, no máscaras hipócritas con rentas 10 veces más altas que las nuestras. Y para acabar de bordarlo, Baños tiene sentido del humor. Mucho. Y eso es lo que nos hace falta: un poco de alegría, de chispa, de arrebatamiento. El humor es revolucionario y es el blindaje perfecto para ir a la batalla reluciente: los principales ataques que te puede hacer el adversario tocapelotas ya los tienes asumidos de antemano y te los has reído a espuertas".

BILLY BRAGG CASERO

Así, tal cual, es el repertorio Baños. Que besa de maravilla. Nuestro antithatcheriano Billy Bragg casero: 'waiting for the great leap forward'. Esperando -hace tanto- el gran salto adelante. Uno entre tantos, que diría Vicent Andrés Estellés. De tantos muchos que, como le respondió a Ana Pastor, hemos venido -hoy, ahora, aquí- a (re)fundar la república. Ese Antonio, que lucha riendo y riendo lucha. Porque para tristes ya están ellos, sus vergüenzas y sus crueldades. Y la cruda realidad que Baños desobedece a diario. Sin pedir permiso. Sin pedir perdón.