ERC aventa el miedo a que CiU abandone la vía más soberanista

EL PERIÓDICO / BARCELONA

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Discurso doble escala de ERC, como ya va siendo habitual en esta campaña electoral. Por un lado, su candidato, Oriol Junqueras, dijo temer que si el presidente, Artur Mas (CiU), revalida su triunfo en las elecciones catalanas del 25 de noviembre «abarate los sueños» de la independencia ante la primera dificultad. En paralelo, el líder republicano vertió más críticas en el ámbito de la gestión social. Así, acusó a Mas de cargar sobre los hombros de los pensionistas, vía el euro por receta, la pérdida de ingresos que le ha supuesto a la Generalitat la eliminación del impuesto de sucesiones a las rentas más altas.

Tras departir con la dirección del Hospital Clínic sobre su posible privatización, a «instancias» del Ejecutivo catalán, Junqueras aseguró que si Esquerra Republicana logra el suficiente apoyo en las urnas (especialmente si se convierte en segunda fuerza en el Parlament), se convertirá en «una garantía para culminar el camino hacia la independencia».

Una garantía no solamente en el campo soberanista sino también de «una alternativa social y económica diferente a la que representa CiU» y, a su juicio, mucho mejor frente a las políticas que ha llevado a cabo el Govern de Mas de acuerdo con el PP.

A juicio de Junqueras «los recortes en materia sanitaria responden en parte a cuestiones puramente ideológicas» propias de CiU. Y es que para el también alcalde de Sant Vicenç dels Horts la voluntad del Ejecutivo de CiU es proteger a los bancos mientras exige al resto de la población «pagar impuestos abusivos».

REBAJA DEL IRPF / Junqueras considera que existe una excesiva presión sobre el consumo, y de ahí que apueste, por ejemplo, por eliminar la tasa farmacéutica, y también por rebajar el IRPF y el IVA porque «hay alternativas mejores» para recaudar impuestos.

Entre las posibles soluciones, citó la instauración de un impuesto sobre las transacciones financieras de las entidades bancarias, así como de la llamadaeuroviñeta, un tributo destinado a los camiones extranjeros que circulan por las carreteras catalanas, y que, en conjunto, podrían aportar a las arcas catalanas unos 1.700 millones de euros.