Pequeño observatorio

Historias de águilas y gallos

Vivimos en un territorio que se mueve para encontrar probablemente un mejor equilibrio

Miles de catalanes han acudido a la manifestación convocados por la ANC y Òmnium.

Miles de catalanes han acudido a la manifestación convocados por la ANC y Òmnium. / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Hace pocos días, en una de las cenas que compartimos unos cuantos compañeros –cada vez menos, porque el tiempo pasa inevitablemente– uno de los comensales, Josep M. Cadena, nos hizo un regalo que considero extraordinario: unas copias de unas revistas barcelonesas que se publicaron hace más de cien años.

¡Qué tiempos, qué gente! Era que practicaba una sátira y de una ironía que nos resultan impensables en nuestros días. Escojo un fragmento del texto Genealogia del Gall, título de la revista. Normalizo el catalán de hace más de 100 años.

«Una àguila és menys que un gall. En la seva ànima només hi ha el delit de caure damunt d’una cosa i fer-ne presa. Només pot servir de símbol d’un poble dominador o un tirà. Un gall resumeix totes les virtuts. És un orgull, força noble, llibertat, cant d’albada, desvetllament.      Com Espanya ja té un lleó amb els esperons ben aguts, el pit com una proa, la cresta com una corona i un vigilant cap a orient... A veure si el sol surt després d’haver-li concedit permís per aixecar-se».     «No diuen que ens ofega l’estètica? Catalunya té l’ànima de gall de lluita. Sempre procurem que no ens diguin gallines.

»

Quin temps, quin país, es una expresión popular catalana muy conocida. Pienso que es acertada. Las hemos visto de todos los colores, como ya lo decían nuestros abuelos. Como si ya no fuera posible ver nada nuevo.

Lo que es cierto es lo contrario: siempre veremos novedades, cosas nuevas. Ya las estamos viendo, y eso entusiasma a unos e irrita a los demás. Vivimos en un territorio que se mueve, probablemente para encontrar un día un mejor equilibrio.

La experiencia nos dice que el tiempo, sin embargo, siempre termina derrotando a un pasado que ya estorba, porque ya no nos sirve. Quien siempre gana es lo que está por venir. Y siempre llega cargado de sorpresas.