Pequelo observatorio

Estirando la cuerda de los días

El llamado estrés ocupacional puede estar detrás de muchas crisis cardiovasculares

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zentauroepp40105113 sepsis170915173633 / RICARD CUGAT

JOSEP MARIA ESPINÀS

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Estoy escribiendo este artículo un lunes. Dentro de tres o cuatro días saldrá publicado, si todo funciona como está previsto. No sé si hacer vacaciones de artículo el lunes es un acierto o un error. Porque la Asociación Médica Americana ha hecho unos estudios que le han llevado a esta afirmación: el 75% de los infartos mortales que se producen en lugares de trabajo se presentan un lunes. Debe de haber alguna explicación. Yo no la tengo..., y me parece que los expertos tampoco.

Parece que el retorno a la ciudad después de unos días de descanso puede influir –por la contaminación– pero quizá es más razonable tener en cuenta el disgusto por tener que volver a trabajar, que parece que ya tiene un nombre: estrés ocupacional. Parece, pues, que hay personas que son felices cuando pasan a hacer vacaciones y personas que son felices cuando vuelven a trabajar.

Cuando yo era estudiante era popular esta frase: «'Post festum, pestum'». Un latín quizá macarrónico pero que resultaba muy expresivo para indicar el disgusto que suponía tener que volver al trabajo o a la escuela.

Capacidad de adaptación

Hay gente que tiene capacidad para adaptarse inmediatamente a un cambio y gente que tiene una reacción más lenta. No sé si los cardiólogos han investigado la posible relación, en determinados casos, de la aparición de un ictus que coincida con el final de las vacaciones.

Para prevenir un infarto los médicos hacen una serie de recomendaciones, francamente estimables. Pero para evitar los infartos de los lunes no creo que sirviera de nada trasladar los lunes a martes. Sería aún peor, quizá, porque Marte es el dios de la guerra, y la salud es amiga de la paz. Si tuviera que tener un lema quizá elegiría: 'contra el mucho y contra el demasiado poco'. Y la divisa sería «'anar fent'» («ir tirando», en castellano).

Tenemos que ir estirando la cuerda de los días para intentar hacer algo.