Rajoy, el impasible

¿Cuánto más habrá que esperar para abordar el problema político de fondo?

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su discurso en Santiago de Compostela.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante su discurso en Santiago de Compostela. / periodico

José A. Sorolla

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Dos semanas después de la celebración de las elecciones catalanas, y a 10 días de la constitución del nuevo Parlament, Mariano Rajoy sigue impasible al ademán sobre la mayor crisis política de la democracia española. Lo único que ha hecho en este periodo de tiempo ha sido convocar la constitución de la Cámara catalana para el 17 de enero, una semana antes de lo que preveían los independentistas, y acusar a los partidos secesionistas de un posible frenazo del crecimiento de la economía española si persisten en su actitud rupturista. Lo hizo al día siguiente del 21-D, en el balance del año que realizó en el palacio de La Moncloa y durante la inauguración de un tramo de autopista en Galicia.

En ninguno de esos discursos, sin embargo, se deslizó ningún tipo de autocrítica pese a los catastróficos resultados del Partido Popular en Catalunya, los peores de la historia. Rajoy ni siquiera ha aceptado la dimisión del candidato catalán, Xavier García Albiol, y ha achacado los escuálidos cuatro diputados  (incluso cuando eran solo tres) no ya a la aplicación del artículo 155, sino a la teoría del voto útil de los constitucionalistas, concentrado en Ciutadans. Eso es lo que dice "el sentido común", según Rajoy, esa unidad de medida que aplica a todo lo susceptible de ser analizado. El "sentido común" también ha sido utilizado por el presidente del Gobierno para descartar que Carles Puigdemont pueda ser investido 'president' y gobernar Catalunya desde Bruselas.

Pero la teoría del voto útil tiene el techo de cristal. ¿Cómo puede ser útil el voto a un partido que no gobierna ni en un solo ayuntamiento?, se preguntaba hace unos días un anónimo dirigente del PP. Lo cómodo es echar la culpa a C’s y espolear a Inés Arrimadas a que se presente a la investidura olvidando que el propio Rajoy renunció a ello tras las elecciones generales de diciembre del 2015 cuando lo tenía mucho más fácil si renunciaba a mantener algunas de las leyes más polémicas de la etapa de

mayoría absoluta y hacía algunas concesiones. Hasta ahora, el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, es el único dirigente que ha rechazado en público la culpabilidad de C’s en el hundimiento del PP.

En cuanto a que el artículo 155 no ha influido porque no se entendería, si no, el ascenso de C’s, un partido que lo pidió incluso más que Rajoy, esa reflexión debería continuar preguntándose qué ha hecho mal el PP en Catalunya, no ahora, sino desde hace muchos años. Y lo que ha hecho mal es encerrarse en el inmovilismo y no aceptar cambio alguno, descartar de hecho la reforma de la Constitución –Rajoy pedía ideas y propuestas, pero ¿no es el Gobierno quien tiene que tomar la iniciativa?-- y confiar en que el independentismo se derrotara a sí mismo. Se ha visto que, pese a todo lo ocurrido durante el 'procés', los dos millones de votos por la independencia siguen ahí.

Rajoy tiene razón al decir que el nuevo Govern debe acatar la ley, respetar el orden constitucional y trabajar para restablecer la convivencia. Pero el problema político de fondo seguirá ahí. ¿Cuánto más habrá que esperar para abordarlo?