Dos miradas

Puigdemont, 55

Cierra los ojos, piensa en los deseos de todos los ciudadanos de Catalunya... y sopla las velas. Carles Puigdemont cumple este viernes 55 años

Carles Puigdemont, en una entrevista el pasado 23 de diciembre.

Carles Puigdemont, en una entrevista el pasado 23 de diciembre. / periodico

EMMA RIVEROLA

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Cierra los ojos, pide un deseo y sopla las velas.

Carles Puigdemont cumple este viernes 55 años. Desconocemos qué anheló el pasado cumpleaños, pero difícilmente pudo parecerse a lo que ha vivido durante los últimos 12 meses. Una tormenta de emociones, con algunas jornadas negras como el 1-O o la mañana de las 155 monedas de plata. Admirado y despreciado a partes iguales, el comportamiento de Puigdemont ha sido de todo menos previsible. Es difícil predecir sus próximos pasos. Es posible que ni él mismo lo sepa, con todas las piezas del puzle en sus manos, pero sin ningún dibujo halagüeño de lo que puede ser su futuro más próximo. A nivel personal puede comprenderse cada uno de sus pasos, pero sus decisiones son más difíciles de justificar si se tiene en cuenta su responsabilidad con todos los ciudadanos.

Ahora, sus 34 escaños conseguidos con la promesa de volver para ser elegido presidente pesan sobre su libertad. Interpretar el papel del exiliado le ha dado réditos electorales y una extraordinaria plataforma mediática. Ha sido el mejor embajador del procés. Pero en un mundo en que la atención informativa es tan volátil como un tuit, sabe que pronto dejará de interesar. Lo que no se esfumará será una Catalunya cada vez más malhumorada, que le cuesta entenderse a sí misma y, aún más, hablarse entre sus múltiples voces.

Cierra los ojos, piensa en los deseos de todos los ciudadanos de Catalunya…  y sopla las velas.