EL PRIMER CLÁSICO

Regreso al lugar del crimen

Un Leo Messi pensativo reflexiona tras caer en el Berrnabéu, en agosto pasado.

Un Leo Messi pensativo reflexiona tras caer en el Berrnabéu, en agosto pasado. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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Había pasado. Ya está. Fue duro. Demasiado duro. Pero había tiempo de levantarse. No de olvidar. Y Gerard Piqué, que había tenido que soportar toda una campaña en redes sociales y hasta en alguna que otra pancarta en el mismísimo Bernabéu con el irónico «se queda», fue, cómo no, el primero que dio la cara. ¿Para que se la partiesen? Eso no le importa al ser superior azulgrana.

Había que salir. Y había que ser sincero. La única manera de que te crean. Había que decirlo y reconocerlo porque así había ocurrido. No había más. Ni menos. «No es de las peores noches. Peor fue la de España contra Holanda. Han sido mejores. Es verdad que en los últimos nueve o diez años, desde que estoy en el Barça, es la primera que siento que son superiores a nosotros. Tenemos que darle la vuelta a esto».

Palabras mayores

Dijo más. «No estamos en el mejor momento. No solo como equipo, tampoco como club. Hay que estar juntos y remar hacia delante. Esto es largo y acaba de empezar. Hemos sentido que el Madrid era superior. Hay que saber vivir con la derrota, felicitarlos y mejorar».

El Barça abandonó herido el Bernabéu, en agosto, y ahora regresa siendo el mandamás de la Liga y Champions

Y se metió en el avión de regreso a Barcelona con el resto de la expedición. Y, ya en el aire, alguien, en la cabeza del avión, un vicepresidente, sí, el más ingenuo, con cierto dolor de estómago e incomodidad desgarradora (vale, sí, exagerada, pero lo sentía así) por las duras palabras del amigo de Marc Zuckerberg, comentó con sus compañeros de junta que iba a ir a la parte trasera del aparato para pedirle explicaciones a Piqué. «Como poco para decirle que no tocaba, que no era el momento».

No vayas. Déjalos. Ya tienen bastante. Son los primeros en sentirlo. Esto acaba de empezar. No tiene sentido. Dejemos pasar los días. Ya hablaremos. De verdad, no es momento. «No, no, voy a ir». Que nooooo. Y fue. Y, cuando el vice llegó a los asientos privilegiados, se los encontró jugando a la pocha. Le insinuó algo al esposo de Shakira, que levantó su mira sobre los naipes y le dijo «vale, vale, ya hablaremos» y el vice, como le habían presagiado los colegas más avezados, regresó a los asientos de honor con el rabo entre las piernas.

La sensatez de Valverde y Zidane

Y no hubo más. Ni en el vuelo, ni en el regreso, ni en la espera de maletas, ni en los minutos, ni en las horas, ni en los días posteriores a aquella dura derrota en el Bernabéu y la pérdida, dura, muy dura, de la Supercopa de España.

Han pasado exactamente cuatro meses. Y el líder Piqué, protegido por Messi&Cia, regresa al lugar del crimen. Puede que el Barça, sí, puede, no gane mañana la Liga ¡imposible!, pero sí la puede perder el Madrid. Y lo saben. «Hay que recuperarse anímicamente para la Liga», dijo aquella noche Ernesto Valverde, que ha cumplido. «Ahora comienza lo difícil. Y el Barça estará ahí», sentenció Zinedine Zidane.

Es fútbol. Los que más saben suelen ir en la parte trasera del avión. Ocultos o jugando a la pocha. H