EDITORIAL

Un debate más social que identitario

Aunque el fracaso del duros 'procés'centró la cita, se habló más de recortes, paro y desigualdades que de la DUI o el 1-O

Los candidatos posan junto con Ana Pastor antes del debate en La Sexta.

Los candidatos posan junto con Ana Pastor antes del debate en La Sexta. / periodico

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los siete partidos con representación en el Parlament protagonizaron anoche en La Sexta el único debate organizado por una televisión para toda España. La primera sorpresa –positiva— es que fue un debate más centrado en los temas sociales, en las preocupaciones de la gente, que en las cuestiones identitarias. La segunda novedad es que, en contra de algunos pronósticos, no se produjo una búsqueda del voto en cada bloque –el independentista y el constitucionalista— con enfrentamientos entre los partidos que se disputan el mismo terreno, sino que la pugna se centró en la división izquierda-derecha, por una parte, y en el enfrentamiento entre los partidos independentistas y los que no lo son cuando se abordaron los temas más estrictamente políticos.

El candidato del PP, Xavier García Albiol, intentó en una ocasión rebañar votos con un ataque a Ciutadans y el PSC, pero ni Inés Arrimadas ni Miquel Iceta –muy propositivo toda la noche- entraron al trapo. En el otro bloque, quedó claro desde el principio que ERC no va a aceptar la pretensión de Junts per Catalunya (JxCat) de que Carles Puigdemont tenga ganado su derecho a la reelección sea cual sea el resultado electoral. El representante de Esquerra, Carles Mundó, acusó a sus hasta ahora aliados de “mala fe” por insinuar que si ERC no acepta validaría el artículo 155 y dejó claro que el president debe pertenecer al partido ganador. Fueron los únicos conatos de confrontación entre socios.      

Más allá del 'procés'

Pero excepto en el minuto final, en el que los siete participantes pidieron el voto recordando los argumentos que utilizan en la campaña –ERC y JxCat recurrieron al encarcelamiento de sus dirigentes y descalificaron al "bloque del 155"-, la mayor parte de las dos horas de debate se centró en las políticas económicas y sociales, con unos minutos finales dedicados a la educación –aquí, las acusaciones de adoctrinamiento en las escuelas elevaron el tono— y con una ausencia clamorosa: ni una palabra sobre la corrupción. Aunque el fracaso del 'procés' enmarcó el debate, se habló más de recortes sociales, paro, precariedad, desigualdades, huida de empresas y plazas de guardería que de la DUI o del referéndum del 1-O, y hay que felicitarse por ello.

Los enfrentamientos más duros se produjeron entre ERC y C’s –los dos partidos favoritos de todas las encuestas—y entre Catalunya en Comú y Ciutadans, una muestra más del predominio de la agenda social en un buen debate.