Crisis en Oriente Próximo

Jerusalén: no es religión, es justicia

Vista de Jerusalén, fotografiada el 1 de diciembre.

Vista de Jerusalén, fotografiada el 1 de diciembre. / periodico

NAJAT EL HACHMI

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Se dice que Mahoma fue "de la mezquita Sagrada a la más lejana" para luego subir al cielo y bajar a los infiernos, volviendo al punto de partida en una sola noche. Un episodio de su vida discutido por algunos intérpretes de la tradición pero tomado como cierto por otros que dicen que las mezquitas se corresponden con la de la Meca y la de Jerusalén. En todo caso lo que se sabe es que la primera alquibla del Islam, la dirección hacia la que se tiene que rezar, no fue hacia la Ka’aba como ahora sino hacia Jerusalén.

Al llegar los primeros musulmanes a Medina, después de la hégira, el viaje que daría comienzo al calendario de la nueva religión, la primera mezquita que allí se construyó estaba encarada a Siria. Los expertos en la materia, los que analizan con la mirada del historiador y no la del creyente, afirman que la decisión obedecía al intento por parte de Mahoma de ganarse el favor de las tribus judías de la ciudad y que por esta razón también estableció algunas prácticas parecidas a las del judaísmo. Hasta que se dio cuenta de que no se unían a la nueva religión y después de romper con ellas, estableció como ciudad sagrada principal la Meca y cambió la dirección de la oración.

Todo esto lo cuento para entender la importancia simbólica que tiene para los musulmanes la ciudad de Jerusalén, ahora que en las noticias salen imágenes de multitudes quemando el retrato de Trump después de que éste haya decidido reconocer Al-Quds como capital de Israel, pero lo cierto es que hasta hace poco muchos no hemos conocido su condición de ciudad sagrada. Leo que lo es para los sunís y de nuevo parece que el mundo está puramente dividido, que existen unas líneas trazadas nítidamente entre los de una rama y los de otra del Islam.

A pesar de esto, no es muy difícil comprender que un país como Marruecos, el más occidental de todos, no tiene necesariamente presentes los mismos lugares sagrados que quienes viven en Oriente. Solo la Ka’aba, cuyo peregrinaje constituye uno de los pilares fundamentales del Islam, es sin duda el punto más importante del mapa emotivo-religioso para nuestras familias. Aunque a falta de posibilidades económicas que permitan el viaje, hay numerosos santones diseminados por toda la geografía más cercana, muchos de ellos espacios exclusivos de las mujeres que entendían y practicaban la religión a su manera, de forma más libre.

Hablamos de Palestina

Ahora la tendencia a uniformizar, a buscar la pureza de los creyentes niega toda diversidad, origen histórico y considera inapropiados estos sitios de culto no ortodoxos. Más aún si tenemos en cuenta que en Marruecos y a lo largo de los siglos, se han establecido escisiones del Islam consideradas herejías por el poder oficial que las obligaba a desterrarse. Por eso muchas prácticas que vivimos de pequeños no se inscriben en la división pura que nos proponen los libros de texto o quienes ostentan el poder a día de hoy sino que están probablemente emparentadas con el sufismo o el chiismo.

Si la consideración de ciudad sagrada de Jerusalén no es tan universal como la Meca, ¿a qué se debe el estallido de furia entre los musulmanes que salen a quemar fotografías de Trump? Pues a que hablamos de Palestina, de la gran injusticia que vive desde que en 1948 se estableciera el estado de Israel hablamos de Palestina, de la gran injusticia que vive desde que en 1948 se estableciera el estado de Israel en una zona geográfica que habitaban los palestinos con la normalidad con la que solamente se pueden habitar las propias tierras. Jerusalén había sido respetada por los tratados internacionales como ciudad sagrada para las tres religiones monoteístas que tienen templos importantes allí, pero la decisión del presidente americano de reconocerla como capital culmina la ruptura de este pacto.

Hacer desaparecer a los palestinos

Un pacto que ya incumplía Israel obligando a las familias palestinas a desplazarse constantemente, sometidas a una fuerte presión, explícita o simbólica, para desaparecer de la ciudad que es su casa. Los palestinos se defienden, simplemente y como pueden, de la política de 'apartheid' del Estado de Israel y lo hacen también en su condición de musulmanes. No en vano es un estado teocrático quien los trata de forma tan salvaje. No faltarán, claro, quienes aprovechen la injusticia contra ellos para promover discursos victimistas afirmando que el Islam es una religión perseguida porque es la verdadera, borrando así cualquier consideración política. Eso sí, son los mismos que después tendrán breves episodios de amnesia cuando estrechen la mano del americano y, velando por sus propios intereses, se olvidarán de la dignidad de los palestinos. Es por esta dignidad por la que claman las multitudes y no solamente por el símbolo religioso.