LA CLAVE
Junts per Puigdemont
La lista del 'president' cesado antepone el culto al líder autoexiliado a la unidad del independentismo, incapaz de pactar una hoja de ruta ante el 21-D
Enric Hernàndez
Director
Director de EL PERIÓDICO desde el 2010 y licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1998 se incorporó al diario como redactor jefe de Política en Madrid. Un año más tarde, asumió la jefatura de la delegación y, en el 2006, fue nombrado subdirector. También trabajó en 'El País' como director adjunto y en el diario 'Avui', donde inició su carrera profesional.
ENRIC HERNÀNDEZ
Cuando este diario desveló el propósito de Carles Puigdemont de "imponer" al PDECat una lista del 'president'Carles PuigdemontPDECat, apropiándose de las subvenciones y espacios electorales del partido pero renegando de sus siglas, los posconvergentes se mostraron contrariados. No sabemos si con el mensajero, por publicarlo, o con el prófugo de Bruselas, por sus pretensiones. Pronto se ha materializado la fulminación del PDECat, a medio camino entre el suicidio asistido y el homicidio.
Junts per Catalunya (JxCat), el remedo de Junts pel Sí fabricado por Puigdemont y sus fieles, vuela por libre. Su directora de campaña, Elsa Artadi, se ha procurado sede propia y ha roto el carnet del PDECat. Maniobra que tal vez lo proteja de un eventual varapalo electoral, pero al precio de convertirlo en fuerza extraparlamentaria tras el 21-D.
A pocas horas del inicio de la campaña, apenas nada se conoce del programa electoral de Junts per Catalunya. Solo ha trascendido un documento interno, en el que advierte a ERC de que, gane quien gane el 21-D, "impulsar cualquier otro candidato [que no sea Puigdemont] es legitimar el artículo 155 y el ataque a la democracia". Esto es, el 'president' cesado debe ser restituido en el cargo por el Parlament aunque haya perdido las elecciones.
De imponerse en las urnas la lista republicana, se atisba en el horizonte un choque de legitimidades en el seno mismo del independentismo. Puigdemont vindicará la que a su juicio emanó del 1-O y de las elecciones del 2015 --pese a que ni siquiera fue cabeza de cartel por Girona--, y Oriol Junqueras o Marta Rovira, la del 21-D.
HUIDA PERPETUA
El culto al líder autoexiliado en Bélgica mientras parte de su Govern se encaminaba a prisión se antepone, pues, a la unidad de las fuerzas independentistas. Un dato llamativo, por cuanto todas ellas plantean los comicios como una batalla democrática contra el 155.
En paralelo, los negociadores de JxCat, ERC y la CUP no han logrado hasta la fecha pactar una hoja de ruta común para dar continuidad al 'procés'. Lo que presagia que, de sumar mayoría absoluta el 21-D, arrastrarán de nuevo a Catalunya en su perpetua huida hacia adelante.
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