El quinto Tour en riesgo

Froome y su equipo deberían haber previsto antes de apuntarse al Giro que lo más importante tenía que ser el triunfo en París

Froome, durante la contrarreloj de Logroño.

Froome, durante la contrarreloj de Logroño.

Sergi López-Egea

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En la historia del ciclismo no se entra por ganar consecutivamente Tour, Vuelta y Giro, que está muy bien y solo al alcance de toda una leyenda de este deporte como ya es Chris Froome. La página de oro en la historia del ciclismo te la ganas por llegar cinco veces de amarillo a París. Y parece que, por desgracia, o Froome o, mejor aun su equipo, el Sky, no lo acaban de entender.

Hay ocasiones en las que parece que la potente y casi incontestable escuadra británica haya inventado el ciclismo. Y el ciclismo no lo inventaron ellos, ni José Miguel Echávarri cuando condujo a Miguel Induráin hacia los cinco Tours consecutivos, o Cyrille Guimard, cuando descubrió y aconsejó primero a Bernard Hinault y luego a Laurent Fignon.

Las gestas del Tour

El ciclismo, con su historia, su épica, su mitología, se ha ido construyendo poco a poco. Y si la nieve de los Dolomitas o las duras cuestas inventadas estos últimos años, a buen criterio, por la Vuelta contribuyen a incrementar la gloria del ciclismo, donde se escriben las gestas, las que perduran, las que entusiasmaban, por ejemplo a Pablo Picasso, mientras tomaba pastís en la Costa Azul con los héroes de la ronda francesa, que le explicaban sus gestas en la carrera, son las que suceden en la ruta del Tour. Y eso deberían haberlo previsto Froome, y sobre todo, su equipo, a la hora de apuntarse a la lista del Giro 2018, aunque la inscripción haya ido acompañada de algún millón de euros o de séqueles, la moneda que se mueve por Israel, de donde partirá la próxima ronda italiana.

Correr el Giro, hacerlo además después de afrontar consecutivamente tres carreras de tres semanas en menos de un año, implica un riesgo cuando quienes han intentado estos últimos años el doblete Giro-Tour, léanse los nombres de Alberto Contador, por dos veces, o Nairo Quintana, que ni siquiera pudo ganar en Milán, han fracasado y han llegado agotados a Francia por el esfuerzo en Italia. Un quinto Tour valía el sacrificio del Giro por muy encantadora que sea la carrera, que lo es.