Tu hijo viola

El problema no es que bebas. El problema es que te violen. El problema no es tu ropa. El problema es que den por hecho que tu vestimenta les incita a violarte. El problema no es que tengas un hijo que viola. El problema es que la sociedad cree que tú, como madre, eres la única responsable de su educación. El problema no es que bebas. El problema es que violas, intimidas, asustas. El problema no es que superes una violación. El problema es que eso te hará menos convincente en el juicio. El problema no es que la cultura de la violación esté normalizada. El problema es que la consientes cuando justificas, minimizas o jaleas a los violadores con tu indiferencia o tu aprobación.

El problema, ya lo sabemos, es que la sociedad pretende que la mujer sea la única culpable del machismo, y los únicos que pueden impedirlo son los hombres. Dejemos de decirles a las mujeres cómo deben vestirse, hasta dónde pueden llegar, qué y cuándo beber. Dejemos de educar a las niñas para asumir y neutralizar el abuso en todas sus formas. Dejemos de avergonzarnos y tolerar lo que debería avergonzarles a ellos, lo intolerable. Ya basta. No solo tenemos que relativizar las bromas terroríficas de mujeres drogadas y violadas, ahora además tenemos que arrastrar la culpa y la pena el tiempo suficiente para que ellos, los que permiten el acoso sexual, se den por satisfechos.

El problema es un problema de educación, desde luego, pero la educación no es responsabilidad única de las madres. En primer lugar, en casa, es de la familia, y al hablar de familia me refiero a todos los referentes adultos que tenga en el ámbito familiar: padres, tíos, abuelos; madres, tías, abuelas; hermanos, hermanas. En segundo lugar, el impacto de la sociedad en cada uno de nosotros. El tranquila de la campaña contra el consumo de alcohol entre adolescentes les delata: ya no les basta con violar a nuestras hijas, ahora también quieren que aguantemos su irresponsabilidad. La Manada La Manaday el alcohol no son ni los primeros ni los únicos bárbaros.