Tú y yo somos tres

Dos Santi Vila distintos: La Sexta y TV-3

Santi Vila, con Gonzo, en 'El intermedio' de La Sexta.

Santi Vila, con Gonzo, en 'El intermedio' de La Sexta.

Ferran Monegal

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Está de moda este político. Las teles se lo disputan. Estoy hablando de Santi Vila. Dimisionario desde hace siete días como conseller de Empresa i Coneixement del glorioso Govern Puigdemont, parece que ha decidido instituirse en presidenciable y líder. Dejo a los finos analistas políticos de este diario la labor de descubrir si es él mismo quien se autoimpulsa, o si tiene detrás un poderoso grupo que le propulsa. Yo me dedico solo al análisis televisivo. Y he observado que hay dos Santi Vila distintos, según sea la plataforma que visita.

El martes, día 31, hizo dos apariciones estelares. Primero estuvo con Gonzo, en El intermedio (La Sexta). Fue demoledor. En casa disfrutamos mucho. Fíjense qué maravilla de proyectiles, en formato bazuca, fue lanzando durante la entrevista: "Mi objetivo es ir a una independencia bien hecha, sin prisas, sin forzar, siempre ajustada a derecho (...) Me sentiría profundamente incómodo si se reeditase lo de Junts pel Sí (...) Los socios de Govern, los de ERC, no tuvieron ningún rubor en tratar a Puigdemont de traidor (...) La CUP sería el último partido con el que yo iría a buscar complicidades (...) Ha habido planteamientos y ocurrencias propios de adolescentes en lugar de gente adulta".

¡Ahh! Qué hermosas y a la vez terribles perdigonadas. Qué retrato más triste, y más real, sobre lo ocurrido, el que dibujó en La Sexta Santi Vila.

Pocas horas después estuvo en Més 324 (TV-3) entrevistado por Xavier Graset. Parecía otro Vila. Completamente distinto. Suave, alambicado, relativista... Evitando mojarse, hacía equilibrismo. Lo más enérgico que dijo es que en el Govern «había dos almas, una, más abrandada y otra, menos». Evitó en todo momento señalar a nadie. Rebajó hasta la mansedumbre el tono que había demostrado dos horas antes en La Sexta. Claro que el entrevistador de Més 324 tampoco hizo lo más mínimo para ayudar a que emergiera el Santi Vila crítico. Claro, estabamos en TV-3, amiguitos.

Pero después de ver, en un mismo día, a estos dos Santi Vila, podemos entresacar una lección televisiva. La plataforma condiciona el mensaje. El receptáculo modifica la epístola. Se ha conseguido subvertir el Teorema de Arquímedes: toda criatura sumergida en un plató recibe una presión emocional que pervierte su discurso. En forma directamente proporcional al grado de omertá que en esta tele se practica.