Opinión | IDEAS

Miqui Otero

Escritor

Miqui Otero

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tú también podrías tocar con Sinatra

zentauroepp40007902 icult festival in edit l home orquestra171025110009

zentauroepp40007902 icult festival in edit l home orquestra171025110009

El destino de la Historia impulsa a los poderosos y a los victoriosos. Pero, a veces, llevado por un peregrino humor, se pone a los pies de algún indolente.

No estoy insultando, aunque podría, a políticos actuales. Si rescato esta frase de Stefan Zweig es porque arranca el In-EditIn-Edit, un festival que, entre muchas virtudes, tiene la de elegir películas que hablan no solo de esas estrellas que aparecen en las enciclopedias musicales, sino de todos esos otros personajes ocultos que podrían protagonizar novelas. Justicia poética para todos ellos, que son un poco nosotros.

Este año estrenan un documental sobre Jesús Moreno, el pianista que siempre estuvo ahí. Ahí, a bordo de Las Golondrinas barcelonesas cargando gramolas para escuchar discos de jazz, viajando a Cuba para debutar en el Tropicana de Batista, abriendo un Hilton en Teherán, compartiendo tablas y grabaciones con Edith Piaf, Dizzy Gillespie, Sinatra, Pau Casals o Serrat.

El In-Edit tiene la virtud de elegir filmes sobre esos personajes ocultos que podrían protagonizar novelas

Su historia, guiada por los azares de la Historia, me recuerda a personajes cercanos: aquel familiar que perdió una vaca y, por miedo a la regañina, echó a andar, acabó en A Coruña, se coló como polizón en un barco y apareció en Ellis Island, para trabajar en las aduanas controladas por Lucky Luciano durante años y volver de Nueva York hablando un gallego con sospechoso acento italiano. O aquel que trabajó en la sastrería principal de La Habana o el que llegó directo de la aldea sin luz a los neones de la capital cubana para ganarse el ron como taxista (él, que jamás había conducido).

En una ocasión me tocó ser jurado de In-Edit. No nos poníamos de acuerdo y aquello empezaba a parecer 'Doce hombres sin piedad', yo enrocado en mi opción y aquella mujer que podría estar saboteando la votación para asegurarse otra ronda gratis. Cristian, el director, nos animaba a debatir sin prisas, como si nos tomábamos 155 gintónics, y finalmente ganó la historia de Bill Withers, ese 'soulman' que renunció de repente a la fama, que eligió ser humano por encima de ser estrella. Otro ejemplo de que, escribió Montaigne, "la vida del César no es, para nosotros, más ejemplar que la nuestra".