Ya está aquí

Hoy se cumplen 40 años de la tarde en que un señor mayor, superviviente de las maldades del siglo XX, brioso, ceñudo y con un enorme corpachón, físico y político, anunciaba a los catalanes que ya estaba allí, donde debía ser, al frente de una Generalitat que no era hija de una Constitución aún nonata sino de la recuperación histórica de la institución, aniquilada en Catalunya por el fascismo. Del «ja sóc aquí» que conmemoramos hoy hasta el «ya está aquí» que viviremos el viernes, se extienden los días de una semana decisiva, quizá la más decisiva de nuestra vida como país.

EL PERIÓDICO titulaba ayer «Hachazo». No puedo estar más de acuerdo. Golpe y herida provocados por un hacha. La imagen tiene dos lecturas: la contundencia del golpe, la herida que el golpe va a provocar, y el hecho de provenir de un arma que no tiene la sutileza del florín sino que se alimenta exclusivamente de la fuerza bruta. 

Más allá de la maldad de la medida – que se carga con una crudeza inaudita las instituciones catalanas– me fijo en un detalle de Rajoy. Habla de «recuperar la normalidad». ¿Cómo se lleva a cabo? ¿Cómo será esta normalidad y quién decidirá que ya ha sido recuperada? ¿Con unas elecciones a las que no se podrán presentar los partidos con un programa independentista? Y, si pueden, si no hay más sacudidas, ¿qué le hace suponer que el ansia de secesión no aumentará? Y entonces, ¿cómo se arregla todo? ¿Con más represión? Ya está aquí, 40 años después