INTERFERENCIAS

Depredadores sueltos

El 'caso Weinstein' desata un huracán intercontinental

tarantino Weinstein

tarantino Weinstein / periodico

Iosu de la Torre

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El batir de las páginas del diario 'The New York Times' ha desatado un huracán intercontinental. Al destapar al sinvergüenza Harvey Weinstein, el mundo del espectáculo y el 'showbisnes' ha explotado rompiendo la ley del silencio que pesaba sobre decenas de víctimas a ambos lados del Atlántico y provocando el arrepentimiento de algunos cómplices.

Tarantino somos todos, podría ser un 'hastag' para convertirse en 'trending topic' mundial. No pasará. El lema deberían exhibirlo en el pecho el mismo director de 'Pulp Fiction' como los actores Ben Affleck, Rosell Crowe, Matt Damon y todos aquellos que alguna vez supieron de situaciones vergonzosas y prefieron ponerse de perfil. Miles de personas son Tarantino.

Hablar del escándalo en Hollywood desde esta butaca resulta bastante cómodo. Cambia si el ojo público centra el objetivo sobre cualquier espacio donde siempre han actuado los depredadores. Una multinacional, un ayuntamiento, una cadena hotelera, un crucero de vacaciones, la redacción de un medio de comunicación... Lugares donde siempre se han celebrado los rumores y los cotilleos. Sin mayor preocupación.

Viene a la memoria aquel locutor de radio que alegraba las tardes del fin de semana en la ciudad vetusta del tardofranquismo y que tenía fama de sobar a los niños que participaban en un concurso.

También contamina el aliento ubicar a  otro colega en la onda metropolitana, acosador de jovencitas, como el de esos profesores de los Maristas que abusaron a sus anchas durante décadas. Estos fueron cazados, pero otros muchos depredadores, siguieron disfrutando de un manto protector.

Como aquel ejecutivo ejecutor de becarias, como el militar que humilló a la soldado, como... Sus acciones construían una leyenda. También mucho asco rumiante. Se sabían, se intuían, nadie se atrevía a decir nada. Y algunos les reían las gracias.

Impunidad. Silencio.

Aún hoy hay que ser muy valiente para delatar al depredador.