Análisis

Vencedores y vencidos tras el 155

Si lo que se persigue en la actual crisis política es es la capitulación completa del adversario, el abismo está asegurado

Concentración en la plaza Universitat de Barcelona en contra de las cargas policiales del 1-O.

Concentración en la plaza Universitat de Barcelona en contra de las cargas policiales del 1-O. / periodico

Olga Grau

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En inglés existe una palabra que no tiene traducción al español ni al catalán: 'compromise'. Significa alcanzar un acuerdo tras una negociación en la que las dos partes ceden algo. No tiene nada que ver con el vocablo 'compromiso' y su traducción al catalán 'compromís', que se definen en el diccionario como obligación contraída o palabra dada. Se refirió a ello el corresponsal en España del diario 'The New York Times', Raphael Minder, en la presentación de su libro The Struggle for Catalonia (editorial Hurst & Company) en el Cercle d’Economia en Barcelona el pasado lunes.

Minder utilizó esta expresión, que también ha usado el periodista John Carlin en sus artículos sobre Catalunya, para expresar su visión de que cualquier solución para el conflicto catalán debe pasar indefectiblemente por un pacto entre las partes. La cultura anglosajona, con una larga tradición en alcanzar pactos bajo la premisa del pragmatismo, más que de ideologías sectarias, manda que para que un acuerdo sea exitoso y, sobre todo, duradero, las dos partes tienen que renunciar a parte de sus demandas iniciales. «No puede haber ganadores y perdedores», asegura Minder, quien como buen suizo de Ginebra educado en Oxford conoce bien la tradición de los referéndums y del 'compromise'.

Las opiniones del periodista de 'The New York Times' son un buen elemento de reflexión en un momento especialmente delicado en la política española y catalana. Tras la presentación del ensayo, que resulta útil por divulgar los motivos del auge del independentismo con una visión internacional, se conoció la noticia de la entrada en prisión sin fianza de los líderes de la ANC y Òmnium, Jordi Sànchez y Jordi Cuixart. Si todo avanza según el no-guion previsto, Carles Puigdemont no dará una respuesta a Mariano Rajoy y el Gobierno español suspenderá la autonomía con la aplicación del ignoto artículo 155 de la Constitución. Las humillaciones que se inflijan las partes, siendo mayores, como se ha visto, las que puede asestar la parte que controla el aparato del Estado y usa la ley como único argumento, alejan cada vez más la posibilidad de un 'compromise'. Si lo que se persigue es la capitulación completa del adversario, el abismo está asegurado.