El pulso soberanista

Poner los relojes en hora

No basta con estar convencido de tener razón, hay que saber explicarlo

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en un acto el pasado mayo.

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en un acto el pasado mayo.

PERE VILANOVA

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No sabemos si el tiempo transcurre muy lentamente, o el tema del 'procés' se nos está haciendo muy largo, de modo que Einstein iba cargado de razón: todo es muy relativo. La cosa da para muchas más bromas, como la de invocar la cómica secuencia de los Hermanos Marx en 'Una noche en la Ópera', aquello de "la parte contratante de la primera parte será considerada como la parte contratante de la primera parte...". Pero es hora de poner los relojes en hora, y la vicepresidenta del Gobierno ha recordado que la siguiente última oportunidad se presenta el próximo jueves. ¿Hay alguien que crea en serio que Puigdemont y su gobierno van a rectificar en los términos que se les pide? No parece, y el dilema parecería que ha cambiado de campo.

El dilema de Rajoy ahora se reduce a dos cosas. Aplicar de una vez el 155, y poner en marcha una implementación del mismo que, ya que además definirá un paradigma hasta ahora inédito, convendría que fuera muy prudente, contenido, incrementalista, y con flexibilidad para parar máquinas. No será fácil, pero tiene a su favor varios activos no desdeñables. El más importante es el desequilibrio de fuerzas si comparas ambos contendientes, desde los apoyos internacionales hasta todo el instrumental económico, fiscal, legislativo, judicial y policial. Este último a utilizar con pinzas, pues a diferencia de todo lo demás, es lo que regala titulares en contra en los medios internacionales. Human Rights Watch dejó muy claro que, aunque la ley esté del lado del Gobierno, los excesos policiales no son aceptables.

También hay que tener en cuenta la batalla de la comunicación, y aquí Sáenz de Santamaría (desde su potente 'puente de mando') haría bien de advertir a los suyos contra el aplauso de sus más ruidosos contertulios, columnistas y comunicadores. Porque algo está sucediendo en este campo de minas de los 'medios'. Desde la misteriosa desaparición de John Carlin de entre los colaboradores de un poderoso medio de comunicación español, hasta los vericuetos para reemplazar o no al consejero delegado o presidente de tal o cual grupo mediático. Y no estaría de más una consistente y regular  presencia en algunos medios internacionales en los que algunos dirigente independentistas se mueven con soltura.

Entender lo que pasa

No basta con estar convencido de tener razón, hay que saber explicarlo, aquí hay mucha polarización, fuera hay exigencia informativa y mucho trabajo por hacer. Un servidor ha hablado, en diez días, con más de diez medios internacionales, y tenían todos en común muchas ganas de entender lo que pasa, el porqué del mantra repetitivo (cita textual de uno de ellos) de los independentistas como síntoma de inconsciencia colectiva sobre la falta de apoyos internacionales, y en tercer lugar ¿por qué el Gobierno de Rajoy no les presta más atención y les da mucha más información?

Y en el horizonte, una incógnita: ¿elecciones anticipadas, cuándo? Del lado independentista, ni idea pero si hemos de creer a Junqueras, jamás, nunca antes del final de la presente legislatura. Y ¿del lado de Rajoy? Ello tendría muchas ventajas y muy poco inconvenientes, pero seguro que en la Moncloa deben estar pensando en ello.