Compartir vivienda, un fenómeno en alza

El fenómeno conocido como 'cohousing', compartir la vivienda, se está instalando en nuestra sociedad como una práctica cada día más habitual. Lo confirman datos como el que proporcionan las empresas inmobiliarias: la demanda de habitaciones en alquiler ha subido la demanda de habitaciones en alquiler ha subidocerca de un 80% en los seis primeros meses del año. O como el que facilitan técnicos de Hacienda: más del 40% de alquileres en España se pagan en dinero negro. Las causas para compartir el piso son múltiples. Desde los bajos salarios, el aumento del paro y la pérdida de poder adquisitivo, combinados con el aumento desmesurado de los alquileres en las grandes ciudades, hasta los problemas personales sobrevenidos y la necesidad de hacer frente a los múltiples gastos, pasando por una nueva forma de convivencia en lo que se percibe como una alternativa flexible en una sociedad que, a causa de la crisis, exige soluciones colaborativas.

Por otra parte, también hay que valorar que este arrendamiento parcial tampoco es ajeno al encarecimiento inmobiliario: en Catalunya ha aumentado en un 32%, y en Barcelona la media se sitúa en torno a los 478 euros. En función de las distintas circunstancias, la experiencia admite múltiples lecturas, aunque el peligro de sobreocupación y la opacidad en los subalquileres, más allá de la dificultad de planificar un futuro en la intimidad de la vivienda propia, se presentan como factores claramente negativos de una forma de convivencia que se está imponiendo de forma acelerada.