Al contrataque

Hasta aquí

Rajoy y Puigdemont son incapaces ya de hablar de nada para encontrar soluciones. No se están ganando el sueldo que les pagamos para que hagan política

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont se saludan antes de su reunión en la Moncloa.

Mariano Rajoy y Carles Puigdemont se saludan antes de su reunión en la Moncloa. / periodico

CRISTINA PARDO

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La situación en Catalunya invita a un pesimismo creciente. Y los responsables de que hayamos llegado hasta aquí, a una situación evidente de tensión, tienen nombres y apellidos. Carles Puigdemont ahora, y Artur Mas antes, han abonado el terreno para que haya una importante masa social que aplauda el incumplimiento de la ley. Han fomentado el discurso de que ese es el camino adecuado y de que en realidad están cumpliendo su ley, aunque se haya aprobado forzando el reglamento parlamentario y eliminando de su ecuación la legislación española.

A mí no me asusta que los catalanes voten, pero desde luego no así. Ante esta afirmación, ellos responden que no han tenido otra opción. Siempre la hay, al menos en política. Porque les pagamos el sueldo para que solucionen nuestros problemas y también para que ellos cumplan la ley que nos exigen, y tanto que lo hacen, a los ciudadanos de a pie. Los partidos independentistas son tremendamente irresponsables por aplaudir la movilización callejera, en un momento en el que las pasiones y los nervios están a flor de piel. Al mismo tiempo, se revisten de autoridad alegando que no tienen interlocutor en el Gobierno central, que no tienen alternativa. Sí que la hay, pero unos quieren hablar solo de una cosa y Mariano Rajoy, solo de la contraria. 

El líder del PP también es responsable de la actual situación. No solo porque en su carrera hacia la Moncloa, hace algunos años, utilizó el problema con Catalunya como granero de votos. Lo es también porque se negó a ceder ante cualquier asunto que se planteara desde la Generalitat, insensible a su incomodidad a la hora de encajar en el Estado. Rechazó la reforma del sistema de financiación con el argumento de que estábamos en crisis y no había dinero. Y lo hizo sin plantear alternativas, tampoco cuando la economía iba algo mejor. Lo mismo con todo lo demás. Su dejadez hacia los ciudadanos catalanes dejó un amplísimo espacio a la ilusión que generaba el proyecto de ruptura. Ahora, Rajoy pretende que lo solucionen todo la Fiscalía y la Guardia Civil

Estos dos actores políticos son incapaces ya de hablar de nada para encontrar soluciones. En mi opinión, no se están ganando el sueldo que les pagamos para que hagan política. Se puede criticar a Puigdemont sin ser fascista ni equidistante. Se puede criticar a Rajoy y no estar de acuerdo con la estrategia puramente electoral de otros partidos políticos. Es deprimente. Cuentan que una señora, contraria a sus ideas, le dijo un día a Churchill: "Si yo fuera su mujer, le pondría veneno en el café". A lo que él respondió: "Si yo fuera su marido, me lo bebería". Y ese es exacta y desgraciadamente el punto en el que nos encontramos.