El debate soberanista

España como trampantojo

No sé qué pasará el 2-0, pero seguro que habremos vuelto muchos años atrás

'Senyeres' y 'estelades' en la histórica manifestación de la Diada del 2012.

'Senyeres' y 'estelades' en la histórica manifestación de la Diada del 2012. / periodico

JAVIER AROCA

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Coincidí con Joan Coscubiela, todo un placer; me dio algunas lecciones pero me quedo con una. Esto no es una dictadura, no, sería tanto como rebajar de grado los terribles años que vivimos con Franco. Hay que tener perspectiva, nada comparable con aquel régimen fascista. Eso sí, el Gobierno tiene perfiles autoritarios preocupantes y, cómo no, hablo yo, Rajoy despierta a los nostálgicos y moviliza a multitud de voluntarios a los que no les importaría que aquel tiempo volviera.

No me dio tiempo a contarle que para mí la España de hoy es decepcionante, estoy pesimista. Ni siquiera me consuela declararme un sano pesimista, que diría Bobbio. Las instituciones catalanas han superado la legalidad española, no reconociéndola, y eso conducirá a situaciones difíciles. Cuando pongo de ejemplo a Québec o Escocia, con sus diferencias jurídico-políticas, sobre todo de cultura, no lo hago solo para señalar que un referéndum pactado y legal sería posible, sino para envidiar, como todas las partes aceptaron la legalidad vigente;  reconociendo cada uno  sus insuficiencias,  fueron capaces de llegar  a acuerdos democráticos.

Políticos sin altura

Pero España, la de las dos orillas del Ebro, es otra cosa. Somos  presumidos, nos creemos demócratas de toda la vida, cuando en nuestra vida hay más espadones que años constitucionales. Ni rastro  de políticos de altura para un conflicto como el catalán, ni cultura política, democrática. Cuarenta años son pocos, apenas rascando surgen nuestros demonios, la rancia casposa España de siempre. Soy pesimista , creí  que ya éramos modernos, pero no, la España democrática es un trampantojo. Por falta de cultura política, de políticos, por sus atavismos, porque la Transición no ha sido dinámica sino un 'estatu quo'  estático  insuficientemente purificado para hacer una España distinta.

El  soberanismo institucional, y el del pueblo, sí, han roto los moldes, pero esperaba más del Estado, depositario de las virtudes colectivas de la democracia. Ha habido tiempo,pero al reto solo se han  opuesto armas tan terribles como llamar Arturo a Mas, boicots al cava, juras de bandera , pitos a Piqué, la policía política... Sí, ya lo sé, los otros también, ero yo esperaba más de España. Mucho más de que vaya a por ellos, a por todos, o ¿a por quién? Que convirtiera en actores a las policías, a los 'fiscales globetrotters' que creen que la justicia  es como el básquet anárquico de los magos de Harlem. Virguerías sin reglamento.

Más democracia

Podrían haber hecho otras cosas, dialogar, ofrecer mucho más a los que entonces aún no eran independentistas, responder a la poda soberanista de la democracia, con más democracia y no con menos, con más libertad de expresión, con más imaginación.

Podrían haber leído mejor la sentencia del TC  de 2014 para defender que la militancia constitucional no es una exigencia, que se puede ser republicano e independentista en España, que hay un camino  constitucional para el derecho a decidir .

Un sueño, pero no, a por ellos. Vergüenza democrática, de los unos y los otro. Fracaso de la política. Y ahórrense llamarme equidistante, no lo soy. Disto mucho de todo esto. Me gustan Serrat y Llach, pero sobre todo vivir en una sociedad en la que se respete la ley y nadie vaya a por nadie. No sé qué pasará el 2-0, pero seguro que habremos vuelto muchos años atrás.