IDEAS
Josef K. estaba solo
Jordi Puntí
Escritor. Autor de 'Confeti' y 'Todo Messi. Ejercicios de estilo'.
Jordi Puntí
A veces, estos días, la literatura encuentra una grieta en la gran pantalla de la información y se impone para traer un poco de luz. El miércoles, por ejemplo, mientras seguía la ola de detenciones de altos cargos de la Generalitat, pensé en el principio de 'El proceso', de Franz Kafka. Lo citaré porque no creo que los clásicos sufran con los 'spoilers'. La primera frase dice en la traducción de Miguel Sáenz: “Alguien debía de haber calumniado a Josef K., porque, sin haber hecho nada malo, fue detenido una mañana”.
Mientras seguía la ola de detenciones de altos cargos de la Generalitat, pensé en el principio de 'El proceso', de Kafka
¿Es kafkiano, pues, lo que estamos viviendo estos días? A su manera el gobierno español lo intenta, sí. El ahogo continuado que apela a la legalidad constitucional, a la burocracia de un código aceptado (y sin embargo interpretable), no admite a sus ojos réplica alguna, y a menudo nos hace sentir indefensos y entregados al absurdo. La sensación se acentúa por la desconfianza y el cinismo que transmiten sus acciones: apelan a la legalidad aquellos que en los últimos años la han incumplido y vulnerado sistemáticamente. Ya sea en tramas de corrupción probadas y sentenciadas, ya sea ignorando otras legalidades superiores, como la europea: desde 2012, España ha pagado el 70% de las multas por incumplimiento de la normativa europea, más de 53.000 millones. Como el abogado o el pintor de 'El proceso', también contribuyen a lo kafkiano aquellos que, sin sentido crítico, hacen el juego al Gobierno español y repiten sus argumentos como única respuesta al conflicto...
Me pregunto de nuevo, pues: ¿es kafkiano lo que vivimos? La respuesta debe ser que no. Josef K. está solo ante los tribunales, y aquí la reacción espontánea de la gente en la calle, las ganas de hacer frente a una actitud abusiva y opaca, es también una forma de acompañar a los arrestados. A la vez que nos acerca a otro autor clásico: Henry David Thoreau. En 1967, en plena lucha antifranquista, se editó en catalán una recopilación de textos de Thoreau: 'Coratge cívic' (Aportació Catalana). Era un buen momento para leer al teórico de la desobediencia civil, con esa frase premonitoria: “El mejor gobierno es el que gobierna menos”. Estamos allí mismo.
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