Análisis

No es normal

No es normal que se entre en imprentas a incautar carteles y que el presidente del Gobierno español alardee de ello en vez de avergonzarse

La Guardia Civil interviene 1,3 millones de carteles, dípticos y folletos del referéndum

La Guardia Civil interviene 1,3 millones de carteles, dípticos y folletos del referéndum / periodico

ANDREU PUJOL MAS

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No es normal que la inmensa mayoría de alcaldes de este país, elegidos por sus conciudadanos, sean tratados como delincuentes por facilitar espacios de votación. No es normal que la Guardia Civil entre en las redacciones de diferentes diarios identificando periodistas de forma arbitraria y especificando lo que se puede publicar y lo que no. No es normal que la compañía de correos abra la correspondencia de los ciudadanos para valorar el contenido y decidir si debe llegar a su destinatario o no.

No es normal que el aparato judicial determine los temas que se pueden debatir en el Parlament y que tome medidas contra la mesa y la presidenta por permitir el diálogo. No es normal que la gente que va por la calle colgando propaganda electoral tenga que estar sufriendo por si serán identificados o, en el peor de los casos, detenidos. No es normal que el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya dicte al director de la televisión pública la información que puede dar. No es normal que se vulnere la libertad de reunión, prohibiendo actos sobre el referéndum en Madrid y en Vitoria y poniendo a la fiscalía a abrir diligencias por un acto en Tarragona. No es normal que el Estado se dedique a cerrar páginas web con contenidos que en ningún caso atentan contra los derechos fundamentales de las personas, sino que más bien lo que fomentan es ampliarlos. No es normal que se amenace arbitrariamente con cortar el suministro eléctrico de locales públicos que pagan sus facturas diligentemente.

No es normal que se entre en imprentas a incautar carteles y que el presidente del Gobierno español alardee de ello en vez de avergonzarse. No es normal que el fiscal general del Estado declare públicamente que hemos sido «abducidos» por haber votado en un sentido que no es de su agrado. No es normal que se pida a los bancos que controlen nuestros movimientos por cuestiones estrictamente políticas. No es normal que, desde fuera, tomen el control de los impuestos que hemos pagado con esfuerzo a nuestro Gobierno.