DOS MIRADAS

Histeria

El 'procés' supo envolver un agravio real con tanto celofán de colores que se ha convertido en una inmensa bola de fidelidad emocional

La Guardia Civil interviene 1,3 millones de carteles, dípticos y folletos del referéndum

La Guardia Civil interviene 1,3 millones de carteles, dípticos y folletos del referéndum / periodico

EMMA RIVEROLA

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Hace algo más de una semana, el Parlament laminó la democracia y quebrantó los derechos de los parlamentarios que representan a la mitad de los ciudadanos de Catalunya. Durante estos días, el Gobierno del PP ha exprimido tanto la justiciajusticia que ha obtenido un jugo ácido, corrosivo. Se ha vulnerado gravemente la libertad de expresión libertad de expresión, se han emprendido acciones represivas desproporcionadas y se ha pervertido el propio sentido de la justicia. 

La política de matones se impone. Un motivo de alegría para los que se sienten parte un bando (conmigo o contra mí). Un motivo de desconcierto, de tristeza, para los que ven que los recelos y los desprecios se han escurrido de los políticos hasta impregnar la sociedad. Horrorizados ante las humillaciones que unos se empeñan en infligir. Hartos de los cínicos discursos buenistas de otros, trufados de trampas y engaños insufribles.    

Fidelidad emocional

Al fin hemos conseguido la cooperación entre fuerzas del orden. Guardias civiles, mossos y policías locales requisando carteles. Sería cómico si no fuera un error. Un horror. El 'procés' supo envolver un agravio real con tanto celofán de colores que se ha convertido en una inmensa bola de fidelidad emocional.

El PP de Rajoy solo da más munición a esa exaltación, reniega de la argumentación intelectual y del diálogo, ayudando a convertir el trampantojo del referéndum en una realidad. No, no estamos haciendo historia. Andamos perdidos en la histeria.