Pequeño observatorio

Un pequeño ciprés para arraigarse

Los ateneos de hoy son puertas abiertas para todo aquel que piense que hay unos latidos de vida que nos llegan de la colectividad

icoy34095038 puertas abiertas sant jordi170419185026

icoy34095038 puertas abiertas sant jordi170419185026 / periodico

JOSEP MARIA ESPINÀS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Recibo regularmente, desde hace años, la publicación mensual, si no me equivoco, del libreto que edita el Ateneu Popular de L’Hospitalet, con el título de 'Xipreret'.

Tratan temas muy diversos, además de las actividades de la entidad. Y se incluyen algunas colaboraciones. La última que he conocido es una entrevista con el presidente del Centre de Cultura de Reus, Xavier Filella, que se pregunta: «¿Se entendería la identidad catalana presente sin este tipo de asociacionismo cultural?». Pero no hay que olvidar la función social.

Tengo todavía en la memoria un hecho muy antiguo. Yo fui el adolescente que acompañaba a mi abuelo Espinàs –que se había quedado viudo– cuando iba al Ateneu de Sant Just Desvern a jugar al billar. Con algunos vecinos del entonces pueblo.

Aquel ateneo era, y es, la casa de todos. Y continúa siéndolo, aunque su origen sea más bien minoritario y noble.

«Asociación científica y literaria dedicada a elevar el nivel intelectual de sus asociados». Si no me equivoco, ateneo es una palabra que proviene de la mitológica Atenea, la diosa griega de la sabiduría, de las artes y de las ciencias. Y más aún: hija de Zeus. Y aún más: ¡se representó poderosamente armada!

Los ateneos modernos han sido mucho más modestos. Y, sobre todo, nada elitistas. Y así se han multiplicado a lo largo del tiempo y adquirieron una dimensión más popular o social.

De todos modos, la lista de los nombres de los ateneos no puede ser más diversa. Algunos han sobrevivido a lo largo del tiempo, otros han desaparecido. El Ateneu Barcelonès tiene un historial notable como segunda casa de escritores, artistas, polemistas...

Pero más allá de ateneístas ilustres, los ateneos de hoy son puertas abiertas para todo aquel que piense que hay unos latidos de vida que nos llegan de la colectividad.