Muestra de un clásico

De Chirico no es un gallo

¿De viejo, el artista italiano tiraba de veta para vender cualquier cosa?

Detalle de la exposición con más de 140 obras de Giorgio De Chirico en CaixaForum.

Detalle de la exposición con más de 140 obras de Giorgio De Chirico en CaixaForum. / periodico

JAVIER PÉREZ ANDÚJAR

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Chirico me he resignado a llamarle así, a lo bruto, como suena, porque si su apellido se pronuncia como corresponde en italiano, 'quirico', parece que nos estemos refiriendo a un gallo. No hay nada de malo en los gallos. Desde los Evangelios hasta Eurovisión, nuestra cultura está llena de gallos.

Es el Chirico viejo, anciano, el que predomina en la exposición de CaixaForum, la mayor que se le ha hecho en España a este clásico de las vanguardias. Al verla uno cree que le han dado gato por liebre, que falta el Chirico inicial, el metafísico de la década de 1910. Pero cuando volví a casa vi que tenía un libro sobre él con texto de Pere Gimferrer y me di cuenta al leerlo de lo prejuicioso que uno puede llegar a ser aunque siempre se proponga no serlo nunca más. Gimferrer es un premio Nobel de incógnito. Es un poeta raro y maldito que tiene todos los reconocimientos literarios, y eso le hace aún más misterioso, oscuro y profundo. Lo que explica Gimferrer en este libro es que no hay que tener prejuicios con el Chirico de madurez, y lo dice aludiendo a lo que escribió el crítico de cine André Bazin sobre 'Monsieur Verdoux', una de las obras tardías de Chaplin: que acaso ante artistas que manifiestan tanto genio al inicio de su carrera lo más prudente sea «considerar provisionalmente los defectos aparentes como virtudes».

En muchas obras de esta exposición hay algo como destartalado, feo. ¿Ya estaba gagá De Chirico, tiraba de veta para vender cualquier cosa? Mi amiga la rockera Tina Gil iba diciéndome que tenía la impresión de que esos cuadros estaban pensados para ser impresos en láminas, en cromos, que era así cuando cada obra quedaba perfectamente integrada en su totalidad. Gimferrer aventura en su libro que no se trata de decadencia, sino que el artista se había lanzado de lleno a la exploración del 'kitsch' sin que ni en su momento ni ahora nos diésemos cuenta. Lo mismo hizo Susan Sontag en aquellos días con lo 'camp', pero, como era un ensayo, lo puso en el título. Hay una escultura en la expo que parece el modelo del robot C3PO de 'La guerra de las galaxias'. Probablemente fue así.