LA ACTUACIÓN POLICIAL

Independentismo y colaboración antiterrorista

El ámbito generador de competencia institucional en el que desarrollan su trabajo las diferentes policías no se ve favorecido por un proceso de ruptura como el que propugna el Gobierno catalán

Guardia Civil y Mossos d Esquadra se llevan al detenido, esta mañana, en Ripoll

Guardia Civil y Mossos d Esquadra se llevan al detenido, esta mañana, en Ripoll / periodico

ROGELIO ALONSO

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España vigila de forma «permanente» a todos los yihadistas con perfil «peligroso». Así titulaba un diario nacional una información publicada el pasado junio, justo dos meses antes del atentado de Barcelona. Evidentemente el titular no se compadecía con la realidad, pues resulta imposible semejante tarea en una sociedad democrática que carece del marco legal y de los recursos tanto materiales como humanos para ello. El encuadre del medio evocaba al que otros han venido reproduciendo al utilizar la ausencia de atentados en España desde el 11-M como el principal y casi único indicador de la eficacia policial.

Era esa una injusta simplificación, pues la acreditada excelencia profesional del servicio de inteligencia y de las fuerzas y cuerpos de seguridad, tanto las dependientes del Gobierno como las policías autonómicas, no se mide exclusivamente por la detección de atentados que, en ocasiones, terminan materializándose. El profesional puede errar, pero el triunfo y el fracaso de las investigaciones policiales dependen en última instancia tanto del factor humano como de otras variables políticas, organizativas y sociales que a veces escapan al control de quienes directamente se enfrentan a tan compleja amenaza. La coordinación entre los Mossos, el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil en un contexto político marcado por los deseos rupturistas del Gobierno catalán es una de ellas.

El mismo día del atentado se reunió horas antes del mismo la mesa de evaluación de la amenaza terrorista que semanalmente congrega a los responsables policiales y del servicio de inteligencia. Ninguna información trasladaron los representantes de la policía autonómica catalana que hiciera pensar en el atentado que se materializaría en unas horas. La explosión en Alcanar que se había producido horas antes no fue interpretada como un indicio de lo que pronto iba a suceder. Seis ojos ven más que dos, y la amplia experiencia antiterrorista de cuerpos como Policía y Guardia Civil podría haber contribuido a sortear la inercia que impidió asociar la explosión con un posible atentado.

Tuvo que pasar un día para que se impusiera la razón y se vencieran los conflictos de intereses institucionales y políticos

Las identidades de los terroristas muertos se difundieron antes a través de las redes sociales que entre cuerpos policiales obligados a colaborar en la lucha contra tan peligrosa amenaza terrorista. Tuvo que transcurrir un día para que finalmente se impusiera la razón y se vencieran los conflictos de intereses institucionales y políticos, haciendo posible que en los registros estuvieran presentes representantes de todos los cuerpos. Evidentes son los aspectos encomiables de la actuación de los Mossos que lograron neutralizar a cinco de los terroristas, pero también es obvia, y preocupante, la politización que de su trabajo han hecho algunas autoridades en su afán por presentarles como una suerte de 'policía de Estado' que avale las aspiraciones soberanistas. Aprobada está ya la integración de los Mossos en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y el estudio de la incorporación de la policía catalana al sistema de intercambio de información policial europea de Europol.

Marcos normativos y operativos adecuados

La inteligencia es un bien preciado que las agencias de seguridad solo comparten si existen marcos normativos y operativos adecuados para los que se requieren condiciones políticas apropiadas. El ámbito generador de competencia institucional en el que habitualmente desarrollan su trabajo las diferentes policías no se ve favorecido, lógicamente, por un proceso de ruptura como el que propugna el Gobierno catalán. Evidentemente, por mucho que el presidente Puigdemont tilde de “miserable” mezclar terrorismo e independentismo, este último tiene una influencia directa en la seguridad frente al terror yihadista.

Sin duda alguna, este proceso perjudica la imprescindible colaboración policial y obstaculiza los mecanismos con los que se pretende mejorarla. Se lastra así la eficacia en la lucha conjunta contra el yihadismo, aumentándose el riesgo de atentados que pueden llevar a cabo radicales difíciles de detectar sin la adecuada cooperación y coordinación policial.