Tú y yo somos tres
Ni sajón ni vikingo: un apátrida en TV-3
Ferran Monegal
Crítico de televisión
Ferran Monegal
Ferran Monegal
Para ir pasando el verano y seguramente para que lleguemos al Onze de Setembre con buen tono muscular TV-3 nos propone la serie británica 'The last kingdom'. ¡Ah! Estas hermosas producciones sobre pueblos invadidos por bárbaros sanguinarios y héroes que se resisten con vibrante tenacidad en la tele de Sant Joan Despí gustan mucho. Esta teleserie está muy bien hecha. No tiene la épica de aquella otra llamada '<strong>Vikingos</strong>', pero lleva ese sello tan 'british', tan de la BBC, sinónimo de alta calidad.
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Los suscriptores de Netflix hace tiempo que la disfrutan. Está basada en la arborescente obra 'Sajones, vikingos y normandos', del notable divulgador Bernard Cornwell. Nos cuenta lo que ocurría en el noreste de Inglaterra a finales del siglo IX, en unas tierras plagadas de condados, ducados y baronías, llamadas Northumbria. Abarcaba desde York hasta Edimburgo.
El concepto de Inglaterra, tal y como lo conocemos hoy en día, todavía no existía. Nos cuentan la historia de Uhtred, conde de Bebbanburg. Podría parecer que este valeroso muchacho emularía las hazañas de aquella otra gloriosa criatura, William Wallace, que encarnó Mel Gibson en 'Braveheart', y que luchaba por la independencia escocesa.
¡Ah! Lamento desilusionar a los que deseaban ver algo parecido. Lo que le pasa a Uhtred es más interesante todavía. Sajón de nacimiento (inglés, para entendernos), es raptado por los invasores vikingos, y esos bárbaros resulta que le crian con delicadeza y cariño. Uhtred llega a la mayoría de edad con una apasionante dicotomía anímica: no sabe si quiere ser inglés o vikingo. Y lo más maravilloso: no le preocupa en absoluto.
Su única preocupación es recuperar el condado de su padre. No se inmuta ante el hecho de ser un paria que ni sajones ni vikingos le consideran de los suyos. Ha visto que la maldad -y la bondad también- se reparte equitativamente entre sus dos familias. Y ha aprendido que los malos no son los peores. ¡Ah! Eso le produce un eclecticismo la mar de atractivo.
En Wessex, Alfredo el Grande sueña con ser el gran monarca y poder pasar a la historia como primer rey de Inglaterra, como así ha sido. En cambio, Uhtred lo único que quiere es sobrevivir en su condado, con la dignidad de un apátrida magnífico.
Meditable serie la que TV-3 ahora emite. Quizá no sirva exactamente a sus objetivos. Pero es interesantísimo este Uhtred. Es probablemente el primer europeísta. Sin fronteras. Apátrida. Ajeno a sectarismos.
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