Probablemente, la plaza más fea de Barcelona

La plaza de Catalunya es un sitio descuidado, sin identidad y aburrido, lleno de pájaros y sin ningún uso

Grandes colas de visitantes para coger el Bus Turístic en plaza Catalunya.

Grandes colas de visitantes para coger el Bus Turístic en plaza Catalunya. / RICARD CUGAT

EVA ARDERIUS

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La plaza de Catalunya es fea. No encuentro mejor definición para este espacio céntrico, circular y que pocos barceloneses pisan. Es el sitio escogido para celebrar los 25 años de los Juegos Olímpicos. Allí se va a hacer un acto ciudadano, volveremos a darle protagonismo y sería un buen momento para mirarla con detalle y ojo crítico.

Celebraremos el aniversario de los Juegos, el evento que más impacto ha tenido en el urbanismo de Barcelona, justo en el punto de la ciudad que menos ha cambiado en este cuarto de siglo. La última reforma que se hizo fue en el 2015, sirvió para mejorar las fuentes gemelas, una réplica en pequeño formato de las de Montjuïc. Se modernizaron estos surtidores, construidos en 1959, y las obras costaron 1,13 millones de euros, pero el resto de la plaza ni se tocó. Sigue el mismo suelo, casi siempre sucio y resbaladizo, sin una sombra en el centro de la circunferencia, con un entorno poco agradable y con las palomas, desafiantes y bien alimentadas, que desde hace años viven ahí y se han adueñado de todo el espacio.

Nada ha cambiado en esta plaza, el tiempo se ha parado. En la ciudad han desaparecido barreras urbanísticas, se ha mejorado la conexión de barrios divididos por rondas, nudos viarios y vías del tren, pero ningún gobierno se ha atrevido con la barrera más céntrica que expulsa al peatón, porque la plaza de Catalunya no se cruza, se rodea.

DECLARACIÓN DE INTENCIONES

Hace años, en el 2011, en alguna mesa del ayuntamiento, concretamente en la del entonces concejal de ERC Jordi Portabella había un proyecto para mejorar la plaza de Catalunya y dos plazas vecinas: la de Urquinaona, que sirve solo como salida del metro, y la de Universitat, un sitio más de paso que de paseo. El documento era una declaración de intenciones y se quedó en un cajón, ahora ya ni debe existir.

¿Por qué seguimos con este kilómetro cero tan feo en Barcelona? ¿Por qué no lo hacemos un poco más verde? ¿O lo fragmentamos para que no sea tan inhóspito pasar sin pensar que estás pisando un territorio más propiedad de las aves que de los humanos? Quizá tenemos que empezar a organizarle más actividad. De momento en la plaza de Catalunya se han plantado acampadas del 15-M y se han desmontado con cargas policiales, se han hecho conciertos de la Mercè, manifestaciones del unionismo, actividades lúdicas y sostenibles para olvidar la navideña pista de hielo, ferias de entidades, mítines del partido que gobierna la ciudad, Barcelona en Comú, y ahora servirá como uno de los escenarios de las celebraciones posolímpicas.

LUGAR DESCUIDADO

Pero a parte de estos actos puntuales, el resto de los días es un sitio descuidado, sin identidad y aburrido, lleno de pájaros y sin ningún uso: ni de paseo, ni de refugio urbano, ni de desconexión del ruido de la ciudad. Nada. Ninguna utilidad. No es ni una buena rotonda para el tráfico. Compite en fealdad con la plaza de Espanya, no sabría decir si en esta competición nacionalista gana una o la otra. Pero el caso de la plaza de Catalunya me parece más grave porque está en pleno centro de la ciudad. Si en Barcelona todo estuviera igual probablemente dejarían de venir tantos turistas. Así que quizá no sea tan mala idea que sea fea…mejor no tocamos nada.