Decidirás... como yo te diga

El referéndum unilateral del 1-O y la independencia exprés constituyen un dogma de fe cuyo cuestionamiento, por herético, amerita el fuego eterno

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ENRIC HERNÀNDEZ

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Reconozcámoslo, todos nos hemos equivocado: Ada Colau y sus ‘comuns’Ada ColaucomunsXavier Sardà con su aplaudido ‘no votaré’Jordi Évole sus democráticas dudas sobre el advenimiento del referéndum; quien esto suscribe, por formular preguntas que ofenden y no merecen respuesta; y tantos otros que, en voz alta o en silencio, ponen en cuestión que el 1-O sea en verdad el bálsamo curalotodo de nuestros males seculares.

Nos hemos equivocado porque nos creímos a pies juntillas aquello del derecho a decidir, que éramos libres de reflexionar, sopesar pros y contras y escoger la opción que más se ajustase a nuestros pensamientos. ¡Menuda ingenuidad! Ahora sabemos que no nos es dado el fiscalizar al Dios verdadero: fecha, pregunta y hoja de ruta hacia la independencia exprés constituyen un todo, un dogma de fe cuyo cuestionamiento, por herético, amerita el fuego eterno. Decidirás... pero como yo te diga.

Un país donde la complejidad es pecado y la ambigüedad anatema corre el riesgo de asomarse al abismo del totalitarismo. Catalunya en Comú, empeñada en abarcar la misma pluralidad identitaria que impregna a la sociedad catalana, sufre el hostigamiento en esa arena política en la que todo vale, hasta equiparar sus vacilaciones a la “acción represiva del Estado”. Entretanto, a Évole, Sardà y otros muchos se les da su merecido escarmiento en el lodazal de las redes sociales. La invitación a la fiesta del 1-O es para todos los catalanes, sin distinción, pero quienes no acudan gustosos más vale que se atengan a las consecuencias.

Porque, como es sabido, todos los independentistas son por definición espíritus libres, personas honestas guiadas solo por el afán de libertad, mientras que el resto son esclavos de no se sabe qué oscuros intereses. ¿En qué cabeza cabe que un ser sin ataduras prefiera la tiranía española a la beatífica República catalana?

NECROSIS DEL CONFLICTO

Y así avanzamos, pasito a pasito, hacia un estadio en el que la necrosis del conflicto catalán no será culpa del quietismo del PP ni del tacticismo independentista, sino de los agnósticos que se negaron a comulgar con sus respectivas ruedas de molino.