Providenciales

Flotats, en su día, se acercó demasiado a nuestras instituciones creyendo que aquí también sabríamos diferenciar la nación del politiqueo de salón

Josep Maria Flotats, en la platea del Teatre Borràs, en junio del 2017.

Josep Maria Flotats, en la platea del Teatre Borràs, en junio del 2017. / periodico

MANEL FUENTES

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Todo lo bueno que nos acontece por sorpresa es providencial. Y muchas veces la providencia es el único camino posible para que triunfe el talento. Por lo menos para que tenga una primera oportunidad. Y luego tal vez también para que no lo maten por el camino. Aquí la envidia y la calumnia tienen sólidas infraestructuras asentadas. Bases y vías para intentar que descarrile  cualquiera que con su talento ponga en jaque a la mediocridad reinante. Josep Maria Flotats habló de la providencia en la Autònoma de Barcelona en su investidura como honoris causa. Le agradeció las múltiples coincidencias, oportunidades y tesones que le dio para ser hoy quien es, al tiempo que recordó como con 9 años, él que intentaba recitar y no repetir como un lorito un poema en clase se topó con la mofa de sus compañeros y el desprecio de su profesora. O sea de la autoridad. De la institución. Enfermó pero no desfalleció. Y desde hace tiempo es (pese a quien pese), uno de los nombres más importantes de nuestro teatro moderno.

Flotats ha sido y es providencial. Para nosotros. Para el público. Como también lo fue ocasionalmente para políticos que lo quisieron encumbrar y que no hace tanto también lo quisieron dar por enterrado. Pero el talento de Flotats es como el agua que siempre encuentra el camino para salir a flote. A Flotats le hicieron daño y sin excesivos exabruptos se ha sabido cuidar y proteger. Hablando desde el escenario. Lamiendo en silencio sus heridas. Eligiendo bien las obras y los momentos. No dando puntada sin hilo. Todo en él tiene un por qué y un para qué.

La envidia se gesta cuando te encumbran y se descarga vilmente cuando los mismos que mueven los hilos  abren la veda y te ponen en el centro de la diana del pim pam pum. Pero Flotats es providencial. Como providencial es Raimon. Bendiciones y ejemplos de talento e independencia. Comprometidos y exigentes con su oficio frente al público. Y entonces el milagro es el paso del tiempo, poniendo las cosas en su cauce. La masa que aplaude cuando toca es la misma que se lanza en contra cuando tocan a arrebato, o simplemente desaparece miedosa ante el ruido de una cierta crítica amplificada por los que te quieren mal. Pero el talento es magnético y siempre tiene público que lo reconoce y defiende. Ver a Flotats como doctor honoris causa por la UAB me hace ser optimista en nuestro futuro colectivo y me congratula como ciudadano. 

MENOS 'GRANDEUR'

Tal vez, acostumbrado a como eran las cosas en Francia, Flotats en su día, se acercó demasiado a nuestras instituciones creyendo que aquí también sabríamos diferenciar la nación del politiqueo de salón. Y no. Aquí hay menos 'grandeur' y más apuntadores de matrículas que en el país vecino. La grandeza es que pese a todo... vive Flotats. Vive  providencialmente.