El desafío de la independencia catalana

Esto me dijo

Tuve la sensación al hablar con Puigdemont que tiene calculados todos los pasos, de aquí al primero de octubre, y todas las reacciones posibles

JOSEP MARIA FONALLERAS

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Tuve la oportunidad, hace unos días, de hablar con Carles Puigdemont. Esa misma mañana había anunciado<strong> la fecha y la pregunta </strong>del referéndum, lo cual propició el inicio de la conversación. Me confirmó que el 'voleu' (es decir, el 'queréis', con tratamiento de 'vós') había sido absolutamente premeditado, con espíritu filológico. Una manera de entender la política. Una pulida redacción que no se refería a la segunda persona del plural sino a la segunda del singular. Un 'tú' era demasiado coloquial y un 'usted' parecía demasiado rígido. Usar el 'vós' catalán, este dirigirse a la gente con reverencia pero también con discreción, tan popular en un tiempo, es una marca de fábrica.

Pensé que si un presidente tiene tiempo de pensar en estas cosas (menores para algunos, tan decisivas si eres consciente de la importancia de la lengua) quiere decir que todas las demás también las tiene suficiente pensadas.

En la conversación, con una muy agradable brisa de mar, tuve la sensación de que Puigdemont tiene calculados todos los pasos, de aquí al primero de octubre, y todas las reacciones posibles ante el previsible enfrentamiento con el Gobierno español. Todas significa todas. El presidente habla con una serenidad nada impostada, tan natural como el 'vós' de la pregunta. «Tras el anuncio, he ido a visitar una fábrica de embutidos. Si queremos la independencia es para que las fábricas funcionen». Esto me dijo.