La Modelo y el futuro del Eixample

El espacio privilegiado que libera la cárcel significa una oportunidad única para uno de los distritos más densos de Barcelona

El 'conseller' de Justícia, Carles Mundó, cierra las puertas de la Modelo, ayer.

El 'conseller' de Justícia, Carles Mundó, cierra las puertas de la Modelo, ayer.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La cárcel Modelo ya es historia y ahora se abre un nuevo capítulo en la evolución urbana de Barcelona, con un futuro incierto. La cuestión se establece en dos frentes. Por un lado, el destino de los 28.000 metros cuadrados que  han sido recinto penitenciario, las dos manzanas comprendidas entre las calles de Rosselló, Nicaragua, Provença y Entença. Por otro, la revalorización urbanística –con todas sus consecuencias– de un barrio, la Esquerra de l’Eixample, que hasta hoy se ha movido por debajo de los parámetros del mercado, ha vivido bajo el influjo de la prisión y ha estado sometido a otras incomodidades, como en su día las obras del AVE.

Los más de 40 años de lucha vecinal culminaron en el 2009 con un pacto entre el Ayuntamiento y la asociación de vecinos que permitió la redacción de un plan director que preveía la utilización del espacio de la Modelo para satisfacer diversas necesidades sociales: una escuela, una residencia y centro de día, una guardería, un casal juvenil, un complejo polideportivo, un parque y un memorial Puig Antich dedicado a la evocación de la historia carcelaria y de represión. Para los vecinos, el proyecto no ha perdido vigencia, pero Janet Sanz, responsable de Ecología y Urbanismo, ya ha anunciado la revisión del plan director a partir de un <strong>nuevo proceso participativo</strong>. En cualquier caso, lo que fue en sus inicios una zona de barracas y solares vacíos es hoy un espacio privilegiado que ofrece una oportunidad única para uno de los distritos más densos y con menos equipamientos sociales y zonas verdes de Barcelona. Más allá de mantener el edificio del panóptico, catalogado, o la entrada principal de Entença, el previsible derribo de los edificios perimetrales liberará para la ciudad unos terrenos cuyo destino final tiene que ser un activo para los ciudadanos.

El otro frente es el de la previsible especulación, que ya ha empezado a vislumbrarse. La revitalización del Eixample y la cercanía con la Fira de Barcelona y la estación de Sants invitan a maniobras de gentrificación del barrio. No debería permitirse la triste paradoja de que la lucha ciudadana por un barrio digno desemboque en la expulsión de quienes viven allí. El Ayuntamiento, que recibirá las llaves de la Modelo en el 2018, tiene la responsabilidad histórica de diseñar, estructurar y proteger esta Nova Esquerra de l’Eixample.