Ahora ya saben por qué Lucho estaba pletórico

Luis Enrique demuestra su amor por el Barça anunciando su adiós con mucha antelación

Luis Enrique, con Messi detrás después de ser sustituido, en el partido de este miércoles ante el Sporting.

Luis Enrique, con Messi detrás después de ser sustituido, en el partido de este miércoles ante el Sporting. / periodico

EMILIO PÉREZ DE ROZAS

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Lo ha dicho Pep Guardiola y, por tanto, todos calladitos. "Como fan, estoy triste porque se va el entrenador perfecto para el Barça", acaba de comentar. Y todos calladitos.

La verdad es que Luis Enrique lo tiene todo controlado. Cuando acabó el partido, entró en el vestuario y les dijo a sus chicos que, acabada la campaña, se irá. Y sus chicos se quedaron tan atónitos, tanto, que ni se atrevieron a salir a decir algo a la prensa, a su queridísima prensa, sobre todo la de Luis Enrique. Es más, ni tan siquiera fueron capaces de hacer un tuit sobre el adiós de su técnico. ¡Ellos, que tanto y tan bien (para sus intereses) manejan las redes sociales!

Pero, insisto, Lucho lo tiene todo atado y bien atado. Anuncia su no renovación (al mister asturiano no lo echa nadie, acaba contrato y no renueva) la noche en que su Barça gana 6-1 al Sporting y experimenta con el resultado que le valdría, el próximo miércoles, frente al PSG. El 6-1 de anoche salva al Barça de la Champions. Vale, es broma, pero Lucho lo sabía y lo quería conseguir, a base de goles, no de fútbol. El fútbol, el juego, el tiki-taka, ya lo recuperará el que venga, pues Lucho ya ha decidido morir con lo puesto: intensidad, competitividad, pelea, contragolpe y casi tres defensas, táctica que lleva demasiado tiempo experimentando como para que no sospechemos que sea la formación a la desesperada del miércoles ante el PSG.

Y EL MADRID, PINCHANDO

Más pruebas de que Lucho sabe lo que hace y lo tenía todo estudiado: ya es líder tras el última hecatombe del Real Madrid, al que, al parecer, tampoco le vendría mal un cambio de entrenador ¡pero es Zidane, amigos, es Zidane! Es por eso, porque lo tenía todo controlado, que Luis Enrique dijo, el pasado martes, que estaba pletórico. Estaba pletórico porque iba a despedirse a lo grande, en silencio (lo dijo y no admitió preguntas de su amada prensa; como el presidente, que habló, que lo calificó de "superentrenador", pero tampoco afrontó a los medios) y por sorpresa, como le gusta a alguien que solo confía en los suyos, en su pequeño mundo.

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A Luis Enrique hay que reconocerle que, con su decisión, recién arrancado el decisivo mes de marzo, lo que hace es demostrar su cariño y amor por el Barça, algo de lo que Robert Fernández, el hombre que ha de escoger a su sustituto, sabía, intuía, estaba convencido de que ocurriría.

LUCHO AMA AL BARÇA

"Luis Enrique ama tanto, tanto, al Barça, que jamás nos traicionará y, cuando lo decida, cuando lo anuncie, será en beneficio del Barça", me dijo no hace mucho Robert. De ahí que el director técnico azulgrana estuviese tranquilo y, ahora, lamente (porque él quería que siguiese) que Lucho haya decidido descansar en la línea de Pep. Tres años en el Barça agotan. Y puede que cientos de conferencias de prensa a cara de perro también desgasten.

Luis Enrique se va. Dejará un impresionante palmarés, pero me temo que nadie lo echará en falta. Ni él a nosotros.