Ventana de socorro

Pensar y hacer

Durante las tres horas de cena nadie tocó el móvil. Lo importante era absorber vivencias ajenas

Un grupo de jóvenes 'millennials, en Barcelona.

Un grupo de jóvenes 'millennials, en Barcelona.

ÁNGELES GONZÁLEZ-SINDE

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Son chicos y chicas de Barcelona, Madrid, Vigo... Quizá no es correcto llamarles «chicos». Son profesionales que trabajan en consultoras, bancos, relevantes instituciones y empresas, pero apenas tienen entre 22 y 28 años. Trajeados ellos, impecables ellas, han creado Thinkact Club hace nueve meses y no paran de crecer. Su objetivo es tender puentes con profesionales ya consagrados que les transmitan su experiencia. Aprender dialogando. Por su cuenta compensan lo que nuestra sociedad ni facilita ni valora: espacios informales para escuchar a quienes nos precedieron. Pero no se quedan solo en eso, además apoyan iniciativas de otros jóvenes, porque pensar y hacer es su lema, no quedarse en trepar por el escalafón de un mundo que les viene dado. Durante las tres horas de cena nadie tocó el móvil, era más importante absorber vivencias ajenas.

    El encuentro terminó temprano porque todos madrugan para cumplir con sus larguísimas jornadas laborales sin horario, hasta que el jefe disponga. Es una nueva forma de explotación, la de los noveles en los grandes despachos. Está mal visto irse pronto, hay que estar disponible en cuerpo y alma, a pesar de los bajos sueldos o precisamente por ellos. Es lo que demandan los altos ejecutivos, entrega total a la causa, no sé si con algún fin aparte de poner a prueba su resistencia, entrenarles en la dureza hacia el prójimo.

    Me pidieron para cerrar un consejo, lo más importante que hubiera aprendido en mis décadas de trabajo. Me quedé pensando. Ante ellos se extendía un futuro nítido, inmaculado, lleno de posibilidades, caminos, bifurcaciones. Si echaba la vista atrás ¿qué veía yo? Ni logros ni fracasos, ni títulos ni premios. Veía a los compañeros, amigos, aliados, los momentos en que me ayudaron y en que ayudé. La inversión principal y más rentable es el vínculo con los otros, les dije, sean superiores, subordinados o pares. Ser generador de encuentro es el combustible que más lejos te lleva en el mundo laboral. Ellos ya han dado el primer paso. H

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